La industria del metal en Cantabria comienza a mostrar los primeros síntomas de recuperación

La patronal del metal en Cantabria, Pymetal, celebró el pasado jueves su asamblea general, donde por primera vez, tras 18 meses consecutivos de descensos, se constató una tasa positiva de la actividad del sector.

Así, según informó hoy Pymetal, la actividad productiva del metal aumentó un 1,2% anual según los últimos datos disponibles, correspondientes al mes de febrero a nivel nacional. Este índice refleja que en los primeros meses del año el descenso ha sido del 0,8%, muy alejado del 34,4% que se anotó en el mismo periodo del ejercicio anterior.

Para la patronal, este dato muestra que la situación está mejorando y "lo peor de la crisis en el metal ha pasado", aunque el presidente de Pymetal, José Gómez Otero, recordó que la incertidumbre sigue siendo uno de los grandes enemigos del sector.

En Cantabria, la tendencia de la actividad industrial es alcista durante el primer trimestre de 2010, un dato que contrasta con los valores de 2009, durante se produjeron caídas continuadas a lo largo de todo el ejercicio.

Desglosando los datos, el Índice de Producción Industrial (metalurgia y fabricación de productos metálicos) en enero fue del 7,7%, en febrero fue negativo (-2,4%) y en marzo se produjo un repunte hasta alcanzar el 13,8%.

En cuanto a la población ocupada en el sector en la región, la industria nuevamente se sitúa como el sustento del empleo estable, ya que el 75% de los trabajadores del metal (30.002 de los 42.275 empleados) tienen contrato indefinido.

Para José Gómez Otero, estos datos "nos inducen a pensar en una levísima recuperación de la actividad, que habrá que esperar a su consolidación en los próximo meses". No obstante, destacó el "esfuerzo empresarial" de la región para seguir manteniendo unos niveles de empleo "aceptables", que en muchos casos "pasa por consumir los recursos propios de la empresa".

Ante esta situación, la patronal ha demandado a la Administración una serie de reformas estructurales que permitan y sostengan la lucha contra la crisis, descargando a la empresa de la fiscalidad excesiva en diferentes ámbitos (hacienda pública, seguridad social, etc) y fomentando y financiando la investigación y el desarrollo. Además, se exige una flexibilización de las relaciones laborales y un fomento de la formación de los empleados.

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