Así, según los últimos datos que acaba de actualizar el Instituto Cántabro de Estadística (Icane), recogidos por Europa Press, en 2008 las mujeres que se casaron en Cantabria tenían una media de 31,6 años, frente a los 25,7 años de las que lo hicieron en 1988.

En el caso de los hombres, se casan ahora con una media de 34,7 años, mientras dos décadas atrás llegaban al matrimonio cuando tenían una media de 28,6 años.

Si la media se calcula teniendo en cuenta sólo las parejas que se casan en primeras nupcias, la edad media se recorta ligeramente (30,3 años para las mujeres y 32,7 para los hombres), pero no de forma sustancial y, en general, se mantienen las diferencias con respecto a 20 años atrás.

Pese a ello, la relación entre el número de bodas y la población, lo que se denomina tasa de nupcialidad, se mantiene similar a la de hace 20 años. De hecho, en 1988 se registraban 5,06 bodas por cada 1.000 habitantes y ahora la tasa es incluso superior, de 5,12.

La tasa de nupcialidad sufrió una caída en la década de los 90, quedando por debajo de los cinco matrimonios por mil habitantes, pero desde el año 2000 ha vuelto a superar ese nivel.

También ha aumentado el número medio de hijos de las cántabras. En 2008 era de 1,3 hijos por mujer, mientras en 1988 era de 1,2 y en la década de los 90 se mantuvo prácticamente todos los años por debajo de 1.

Igualmente, ahora las madres son algo más mayores cuando dan a luz y, además, se ha triplicado el número de madres que no están casadas. En 1988, por ejemplo, sólo el 9,5 de los nacimientos correspondían a madres que no estaban casadas, mientras en 2008 representaban ya uno de cada tres nacimientos (el 32,2 por ciento).