"No hemos venido a buscar nada, sino a encontrar". Los Mosos d'Esquadra han escoltado este jueves a la presunta filicida de Lloret de Mar, Lianne Smith, hasta el piso de la calle Travessera de Gràcia, 368 bis, de Barcelona, en el que vivía con sus dos hijos, muertos por asfixia -Daniel, de 11 meses, y Rebecca de cinco años-, y su marido, Martin Anthony Smith, uno de los pederastas y violadores más buscados, ahora extraditado a Gran Bretaña.

La llegada de seis coches patrullas de la Policía catalana y una multitud de medios de comunicacion nacionales y extranjeros ha atraído a un enjambre de vecinos que han asegurado estar "hechos polvo" ante el trágico suceso, como el barbero de una peluquería cercana, que ha asegurado que está "tocado por lo ocurrido porque los niños jugaban en la acera y ella, a simple vista, parecía una madre estupenda".

Tras el registro de la vivienda, de la que han sacado varias bolsas con objetos personales de la familia, los agentes han afirmado que Lianne pasará "probablemente a disposición judicial el viernes para no agotar el tiempo máximo de retención, que es de 72 horas". Además, han añadido que Martin Anthony Smith también vivió en un piso de la calle dels Sagristans, en Ciutat Vella, y que la investigación la está llevando a cabo un equipo especial de criminología de los Mossos d'Esquadra.

El empleado de una frutería cercana, de la que Lianne era clienta, recuerda que "el jueves pasado vino con la niña y el carrito de la compra. Solía venir después de ir al parque que está aquí al lado, los Jardins del Príncep de Girona. Normalmente se llevaba poca cosa y no hablaba mucho castellano".

Lianne y Martin Anthony también eran clientes de un restaurante de menú próximo a su vivienda. El dueño explica que "vinieron dos o tres veces, pero siempre sin los niños. Eran un poco rarillos, en el sentido de que eran muy callados y serios. Eran muy suyos, no se abrían".

El tendero de un comercio del barrio coincide en que eran poco comunicativos. "Ella venía mucho a comprar, pero casi no hablaba. Era algo introvertida, pero amable. Creo que no controlaba mucho el idioma", recuerda.

"Pensar que vivíamos cerca de gente así y no lo sabíamos. Nunca se sabe quién vive al lado", reflexiona el frutero de la filicida de Lloret de Mar.