El consejero de Agricultura y Alimentación, Gonzalo Arguilé, ha subrayado hoy que "pusimos en valor todo los que teníamos en el Departamento, de personal especializado y la infraestructuras en el territorio. Dedicamos más de 133 millones de euros en diez años y el resultado ha sido espectacular, sobre todo desde el punto de vista económico para los granjeros y también desde el punto de vista de la salud de los animales y de las personas".

El Gobierno aragonés ha apostado por controles exhaustivos y la puesta en marcha de diferentes programas que han permitido situar a la ganadería de la comunidad autónoma como una de las más saneadas de este país.

El Departamento de Agricultura y Alimentación lleva a cabo campañas de vigilancia y erradicación de enfermedades, que se suman al apoyo a las agrupaciones de defensa sanitaria (ADS) en la lucha contra enfermedades que podrían afectar a especies con importante peso en la comunidad autónoma, como son el porcino, vacuno y ovino.

Respecto a las enfermedades endémicas en España, como la tuberculosis y la brucelosis, los datos revelan un descenso muy significativo en la prevalencia en rebaños de dichas enfermedades. En tuberculosis bovina, se ha pasado de un 14,7 por ciento de rebaños con animales afectados en 1999 al 0,70 por ciento en 2009, situándose de nuevo en el grupo de comunidades autónomas de baja prevalencia, es decir menor del 1 por ciento.

Asimismo, si en 1999, la brucelosis bovina afectaba a un 10,5 por ciento de rebaños aragoneses, en 2008 y 2009 se ha reducido al 0 por ciento, y en brucelosis ovina, se ha pasado del 62,5 por ciento en 1999 al 0,38 por ciento en 2009, con valores próximos a la erradicación.

De la misma manera, en los cuatro últimos años no se ha detectado en Aragón ningún caso de encefalopatía espongiforme bovina (EEB) y en la enfermedad de Aujeszky, que afecta al porcino, se ha pasado de un 42,3 por ciento de explotaciones con animales afectados en 2003 a cero en 2009. Así, las 48 comarcas agrarias aragonesas tienen el estatus de indemnes de esta enfermedad. Por último, en salmonelosis en gallinas ponedoras, enfermedad que puede afectar a la salud pública, se ha pasado del 27,5 por ciento de explotaciones afectadas en 2005 al 0 por ciento en 2009.

El Gobierno de Aragón ha invertido 15,64 millones de euros en 2009 en programas de sanidad animal, más del doble que en 1999, cuando el gasto en este capítulo fue de 7,46 millones de euros. El aumento se debe principalmente a la puesta en marcha de nuevos programas de vigilancia y control de enfermedades como las EETs (encefalopatías espongiformes transmisibles), la lengua azul, control de salmonelas y gripe aviar, entre las más importantes. Todo ello, unido a las actuaciones existentes de campañas de saneamiento de brucelosis y tuberculosis, indemnizaciones por sacrificio y ayudas a los programas sanitarios de las ADS.

Por el contrario, el gasto en indemnizaciones por sacrificio se ha reducido a la mitad debido a la importante disminución de prevalencias de las principales enfermedades —brucelosis y tuberculosis—.

La última medida adoptada por el Ministerio de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino junto con las Comunidades Autónomas en 2008, 2009 y 2010 ha sido la vacunación de la ganadería bovina y ovina como medida preventiva para evitar la extensión de la enfermedad de la "lengua azul". Tan solo en 2008 se notificaron 8.015 focos del serotipo 1 en España. Aragón fue, con esta actuación, la primera comunidad libre de la enfermedad en iniciar el programa de vacunación.

Centro tecnológico de i+D

Esa apuesta del Gobierno de Aragón también se ha visto reflejada en el inicio de la actividad del Centro Tecnológico de I+D de Seguridad Agroalimentaria en 2006, que contó con una inversión de 12 millones de euros.

La puesta en marcha de este Centro, que está al servicio del sector ganadero y de la industria agroalimentaria, supuso un importante avance en el diagnóstico, el análisis y la investigación de enfermedades animales. Así, ha permitido satisfacer, por un lado, la creciente demanda de diagnósticos y determinadas analíticas por el mayor número de enfermedades sujetas a planes de vigilancia y, por otro, la puesta en marcha de nuevos planes de controles de la cadena alimentaria.