Ella vive en el silencio, protegida por un cristal, una barrera prácticamente invisible. Sin padre, sin madre, ahogada por no poder transmitir ninguna emoción. Un día, cerró sus ojos de arena y quedó dormida bajo un gran árbol seco. En ese instante cae una estrella fugaz que al amanecer se transforma en una gota de agua que va a parar a la mejilla de la niña.
Creyó que era una lágrima suya y al fin rompió a llorar. Y tanto y tanto lloró, que el calor evaporó ese agua. Ese vapor formó las nubes y de esas nubes salió la lluvia. Pupila de agua es la obra que demostrará a los niños sevillanos que la lluvia en realidad son lágrimas de alegría.
* Teatro Alameda. C/ Crédito, 11. Domingo, a las 17 h, 17.45h y 18 h. 4 euros para niños, 7 para adultos. Venta anticipada en el teatro Lope de Vega.
El llanto de los que nacerán
Con esta obra la compañía madrileña representa además el nacimiento, el inicio de la vida. La protagonista comienza a vivir cuando puede expresarse, cuando rompe a llorar, al igual que hacen todos los bebés en el momento de nacer. Así, para ellos las nubes anuncian el llanto de los que muy pronto nacerán.
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