Vivir entre rejas

Desde pequeños, las cunas llevan sus barrotes.
Cuando aprendemos a andar nos ponen el traje de rayas para ir a la guardería y, un poco más tarde, al colegio si es de bien. De jóvenes, las principales barreras son el empleo y la vivienda. Si logras salvar estos escollos, te verás cargado de rejas morales, que son las más difíciles de serrar, y físicas, ya que tu domicilio, con seguridad, precisará de protección. Es una forma de recordar a nuestros abuelos, volver al pueblo. El arte por el arte, porque las puertas de las casas estaban abiertas. Es urgente que nuestro excelente sector artesano aproveche el boom urbanizador para recuperar la mejor tradición de la rejería, aquella de la escuela de Toledo. No habría otro sitio para vivir mejor que en Murcia, con rejas que impiden entrar y otras que te prohíben salir, ser.
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