Son jóvenes, les acompaña el éxito profesional y desde el pasado agosto, también son pareja. Shia LaBeouf y Carey Mulligan forman parte de la nueva hornada de actores que están llamados a protagonizar algunos de los títulos más importantes de la próxima década. Para empezar, han compartido cartel en Wall Street: El dinero nunca duerme, la secuela de la cinta de 1987 que le dio el Oscar a Michael Douglas y que se ha estrenado este viernes en Cannes.

No han pasado desapercibidos a ojos de los fotógrafos a su llegada a la Costa Azul. Ella, impecable con un vestido de Prada y su inconfundible pelo corto, teñido de rubio para la ocasión; él, con un aire desaliñado y ese look más propio de los cincuenta que del 2010.

LaBeouf le debe a Michael Bay gran parte de su fama. Si el póster del angelino cuelga de las paredes de muchas adolescentes de todo el planeta es gracias a haberse convertido en la cara visible de Transformers, donde ha compartido protagonismo con Megan Fox. El éxito le llegó en 2007, repitió con la secuela en 2009 y tiene previsto volver a hacer caja cuando se estrene la tercera parte, allá por 2011.

La confirmación de su estrellato a nivel mundial se produjo en este mismo festival, hace un par de años. Fue en la premiere de Indiana Jones y el reino de la calavera de cristal, el cuarto título de la saga y en el que encarnó al hijo del profesor Jones. Su inclusión fue una de las decisionesmás aplaudidas de la cinta y en los últimos planos Lucas y Spielberg coquetearon con la posibilidad de relanzar la franquicia con LaBeouf como nuevo Indi.

Antes del éxito cinematográfico, LaBeouf hizo la ronda habitual por televisiones. Apareció en Expediente X con tan solo 13 años, y también hizo un pequeño papel en Urgencias. Pero poco a poco se abrió paso en la gran pantalla. Antes de protagonizar Transformers apareció en Yo, Robot, Constantine o Bobby.

Mulligan, generación espontéanea

El caso de Mulligan ha sido diferente al de su pareja. Nacida en Londres hace 24 años, su carrera acaba de despegar. Su primera aparición fue en Orgullo y prejuicio, tras la que siguieron varias apariciones televisivas. Mulligan se consolidó poco a poco como un valor a seguir en la televisión británica hasta que llegó 2009, su gran año.

Enemigos públicos y Brothers fueron dos de las cintas en las que la pudimos ver. Pero donde realmente se marcó el gran tanto fue en An education. La historia de amor ambientada en los 60 entre una joven londinense y un hombre mayor que ella le valió críticas entusiastas en todo el globo, el BAFTA a la mejor actriz e incluso una nominación al Oscar, que acabó ganando Sandra Bullock.

En la secuela de Wall Street, Mulligan y LaBeouf comparten trabajo e interpretan a una joven pareja que tiene que afrontar el terremoto que supone la vuelta de Gordon Gekko a la actividad pública, más teniendo en cuenta que Mulligan interpreta a su hija. Pero del éxito de Wall Street no hablará la taquilla hasta septiembre, fecha de estreno de la última cinta de Oliver Stone.