Es el hombre sobre el que todos los ojos estarán puestos el próximo domingo 23 cuando suba a la tarima de la sala Lumiére y anuncie el ganador de la 63ª edición del Festival de Cannes. Pero hasta entonces, a Tim Burton, y a su jurado, le queda por delante un largo camino en el que deberá enjuiciar hasta 19 películas que compiten por el prestigioso galardón.

Burton ha aparecido esta mañana en la tradicional rueda de prensa que ofrecen los jurados el primer día de certamen. Ataviado con gafas oscuras y unos rizos cuidadosamente descuidados, Burton ha dejado bien claro que pretende "sorprenderse" con "un tipo de cine que no es el que estás acostumbraodo a ver o a dirigir".

El cineasta ha hecho hincapié en la idea que ni él ni sus compañeros, entre los que se encuentran Kate Beckinsale, Benicio del Toro y el español Victor Erice, van a tener prejuicios sobre los trabajos a competición. "Todos hemos sido juzgados en otros festivales y también sabemos que nuestro trabajo como jueces se mirará con lupa, por lo tanto debemos ser cuidadosos con nuestras decisiones", ha añadido en el encuentro ante la prensa.

Precisamente un director consagrado del Hollywood actual es el responsable de presidir a un jurado que tiene ante sí la selección menos hollywoodiense de los últimos años. "Estoy feliz con la sección oficial. Da igual si las películas se han hecho a lo grande o de manera íntima, lo importante es que las películas conmuevan a los espectadores. El cine siempre ha tratado de conmover", ha sentenciado el realizador, que ha calificado esta experiencia de "viaje" ya que el jurado "sabe donde tenemos que llegar, pero no cómo vamos a hacerlo".

Libre para rodar lo que le plazca

A sus 51 años, Burton ha alcanzado ese estatus de cineasta que tanto gusta en Cannes. Rueda lo que le apetece sin tener en cuenta si puede tratarse de un taquillazo o de un varapalo en taquilla, y tiene a su elenco de habituales con los que suele rodearse en cada película. Helena Bonham-Carter, su mujer, es una fija en sus trabajos, como también lo es Johnnie Depp, del que Terry Gilliam comentó en su momento entre risas que le odiaba porque era "la putilla de Burton" y no podía contar con él tanto como le gustaría.

Con una carrera que supera la quincena de títulos, Burton encara sus próximos trabajos con su vigor, y excentricidad, habituales. Tiene entre manos la producción de un proyecto que va a juntar a Abraham Lincoln con vampiros, al estilo de esa adaptación de Orgullo y prejuicio con zombies, y su próximo trabajo tras las cámaras lleva por nombre Frankenweenie. No hay que ser muy listo para saber que Tim trama otra de las suyas.