Ridley Scott traslada a Cannes al medievo

  • El director inaugura la 63 edición del Festival de cine.
  • Es la quinta colaboración con su actor fetiche, Russell Crowe.
  • En su agenda tiene previsto rodar otra película del universo 'Alien'
Un cámara trabaja ante un cartel que anuncia la película Robin Hood, de Ridley Scott, en la ciudad francesa de Cannes.
Un cámara trabaja ante un cartel que anuncia la película Robin Hood, de Ridley Scott, en la ciudad francesa de Cannes.
EFE
Un cámara trabaja ante un cartel que anuncia la película Robin Hood, de Ridley Scott, en la ciudad francesa de Cannes.

A sus 72 años, pocas cumbres le quedaban por escalar a Ridley Scott en su carrera. Con la inauguración este miércoles de la 63ª edición del Festival de Cannes, ya puede tachar una más de esas cimas: Robin Hood, la última producción del padre de Alien o Blade runner, se encarga de dar el pistoletazo de salida al certamen con una historia de aventuras de corte clásico. Él no podrá acudir por problemas de salud.

La de Scott es una filmografía, cuanto menos, irregular. Tras unos inicios brillantes, el inglés ha alternado a lo largo de su carrera momentos de gran cine con algunos en los que se ha llevado más de un palo de la crítica. La teniente O'Neil o El reino de los cielos son buenos ejemplos que citan sus detractores para argumentar que los mejores tiempos de Scott han pasado a mejor vida.

Pero repasando su filmografía, se pueden encontrar otros grandes momentos. Con Gladiator resucitó el cine de romanos a principios de siglo; Thelma y Louise tiene su lugar inmaculado entre la iconografía de los noventa; y Legend es un clásico del cine de aventuras infantil. Los amantes de las producciones bélicas tienen entre sus joyas a Black Hawk derribado, la historia de un grupo de marines estadounidenses en Somalia en la que juntó en pantalla a Orlando Bloom, Eric Bana e Ewan McGregor.

Russell Crowe, actor fetiche

Desde Gladiator, estrenada en 2000, Scott ha formado pareja en muchos de sus rodajes con Russell Crowe, actor que le debe el Oscar por la interpretación de Máximo, el general reconvertido a gladiador. Pasaron seis años hasta su siguiente colaboración, en Un buen año, pero desde entonces no han parado: American Gangster, en la que trabajó además junto a Denzel Washington, y Red de mentiras en la que unió a Crowe con Leonardo di Caprio. Robin Hood es la quinta cinta en la que ambos trabajan.

Que el cine corre por las venas de la familia Scott no es ninguna novedad, ya que Tony, su hermano, es otro director consagrado de la industria. Adorado por un sector crítico, se inició detrás de una cámara al amparo de Ridley. "Sabía que le gustaban mucho los coches así que le dije que viniera a trabajar conmigo y tendría un Ferrari en menos de un año. Lo consiguió", comenta el director sobre su hermano pequeño, responsable de títulos como Top gun, Domino o Spy game.

Robin Hood es la última parada de Ridley en la Edad Media, época que asegura que le encanta para ambientar sus trabajos. Ahora tiene por delante el retorno a la saga que le colocó en el punto de mira de la cinefilia, Alien.

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