Corella: un talento que prefirió regresar

  • El bailarín Ángel Corella ha querido dar la oportunidad de actuar con su compañía, la única de clásico en España, a dos jóvenes.
  • Para elegirlos, pasó por Madrid.
Ángel Corella imparte una clase magistral a varios jóvenes en Madrid.
Ángel Corella imparte una clase magistral a varios jóvenes en Madrid.
Jorge París
Ángel Corella imparte una clase magistral a varios jóvenes en Madrid.

Su postura lo delata: la cabeza bien alta, los hombros hacia atrás, las puntas de los pies apuntando siempre hacia fuera. Bailarín principal del neoyorquino American Ballet Theatre, Ángel Corella volvió a Madrid, la ciudad en la que nació hace 34 años, con un cometido. Entre cinco preseleccionados, tenía que escoger un figurante para las funciones de El lago de los cisnes que ofrecerá el próximo junio en Oviedo el Corella Ballet –del que también es bailarín principal y, además, director artístico–.

Finalmente, eligió a dos. Gracias a la iniciativa Keep Walking Project, los jóvenes Leticia Armendáriz y Daniel Martín verán cumplido su sueño de la mano de Corella.

A él, su gran oportunidad se la dio Natalia Makarova, gracias a quien ingresó en el American. Era "un chico con muchísima energía, ilusión y ganas", recuerda, pero también estaba "muy asustado". Porque Nueva York le parecía una ciudad "difícil" para vivir. Y porque los compañeros miraban "con ojos de lobo" a aquel extranjero al que nombraron bailarín solista sólo 6 meses después de llegar.

El segundo conflicto lo resolvería el carácter de Corella. Resulta fácil de entender cuando se le observa durante un par de horas, siempre con una palabra amable en los labios, siempre con una sonrisa. "Es mi personalidad, siempre he sido muy feliz y lo he cogido todo con optimismo", explica. Así, en la compañía terminaron acogiéndolo como si fuera su hijo; "he sido como una especie de mascota", bromea.

Desde hace 10 años, el "chico" preside una fundación que pretende evitar que otros talentos tengan que marcharse al extranjero para formarse. De ella depende el Corella Ballet, el único clásico de España, del que ya forman parte muchos bailarines que, como él, quisieron regresar.

La disciplina, al poder

Entre el American Ballet, la fundación y la compañía, Corella no tiene "días normales". "Ahora voy [a Nueva York] simplemente a bailar, pero estaré al teléfono con mi asistente personal y de dirección", cuenta.

Asegura que ha tenido que aprender economía y también política –para saber "qué se puede decir"–. Y explica que un bailarín ha de ser capaz de improvisar, "pero cuando tiene disciplina", la misma que a él le gustaría trasladar a los demás ámbitos de una vida que le resulta "estresante", porque le gusta saber "lo que va a suceder".

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