La jefa del área de Bienes Culturales de la Delegación provincial de la Consejería de Cultura, María Antonia T.S., y el arqueólogo director de las excavaciones promovidas en el subsuelo del antiguo mercado de La Encarnación, Fernando Amores, testificaron ante el Juzgado de Instrucción número 17 de Sevilla que tales trabajos, así como la construcción del complejo fungiforme diseñado por el arquitecto Jürgen Mayer, no han supuesto un "expolio" para el yacimiento arqueológico, si bien Amores admitió que "en ocasiones" las excavaciones y las construcciones fueron simultaneadas y que el proyecto afectó a los vestigios "como toda obra" en tales circunstancias.

Amores y la jefa provincial del departamento autonómico de Bienes Culturales prestaron declaración como testigos el pasado 8 de abril ante la juez María del Pilar Llorente, a cuenta de la denuncia formulada por la Asociación para la Defensa del Patrimonio (Adepa) ante la posible destrucción de vestigios arqueológicos en el subsuelo del antiguo mercado de abastos. En tales suelos, la constructora Sacyr edifica actualmente el complejo fungiforme diseñado por el arquitecto alemán Jürgen Mayer, al objeto de crear una plaza pública que integre el nuevo mercado de abastos y una cripta arqueológica que albergue los restos romanos visigóticos y andalusíes descubiertos a lo largo de los últimos años.

Las ocho intervenciones arqueológicas realizadas hasta el momento, como se recordará, sacaron a la superficie numerosos vestigios, como un complejo eclesiástico datado entre los siglos V y VI después de Cristo, antiguas edificaciones marcadas por patios columnados y varios mosaicos romanos, el último de ellos datado en el siglo III después de Cristo.

Según las actas de declaraciones, recogidas por Europa Press, la jefa del área de Bienes Culturales de la Delegación provincial de la Consejería de Cultura explicó ante la juez que fue en marzo de 2003, cuando la Administración autonómica ordenó "la conservación generalizada e 'in situ' de los restos aparecidos", cuya secuencia arranca desde la Hispalis romana hasta la dominación musulmana. De hecho, rememoró que tal decisión supuso que resultase "inviable" el aparcamiento subterráneo proyectado en aquellos momentos.

Todas las campañas "autorizadas"

Sobre las campañas arqueológicas, María Antonia T.S. aseguró que "todas" fueron autorizadas por la Dirección General de Bienes Culturales e "inspeccionadas" a tal efecto, por lo que descartó cualquier "expolio", porque "se tiene conocimiento exacto" de las piezas extraídas y de sus "depósitos temporales" a la espera de su reintegración en el yacimiento. De tal manera, defendió que la "estructura" del complejo urbanístico actualmente en construcción está diseñada para "tener la menor incidencia" en la conservación de los vestigios.

Fernando Amores, de su lado, declaró ante la juez que desde que se hizo cargo de las excavaciones en la quinta intervención, los trabajos e investigaciones se realizaron "con la metodología científica arqueológica" y "los permisos pertinentes". Amores, de tal forma, aseguró en su declaración que los vestigios extraídos se encuentran "perfectamente restaurados" en su lugar de origen, si bien reconoció que "no están en el lugar de origen" mosaicos cuya reposición impide el actual proyecto urbanístico.

A tal efecto, el arqueólogo director de los trabajos advirtió de que los mosaicos son considerados "bienes muebles" y serán "incorporados" a la "musealización" del yacimiento. En esa línea, Amores admitió que las obras ejecutadas por Sacyr conforme al proyecto de Jürgen Mayer "por supuesto" afectan al subsuelo de La Encarnación, reconociendo así que "en ocasiones" las excavaciones arqueológicas y los trabajos de construcción fueron simultaneados y que el proyecto tiene efectos en el yacimiento "como toda obra" lo tiene en estas mismas circunstancias.