La familia del policía Sanz Morales ve la condena del Grapo como una "misión cumplida" y pide que la cumpla íntegramente

La familia del policía vallisoletano Francisco Javier Sanz Morales, asesinado en Madrid en noviembre de 2000 por el Grapo Marcos Martín Ponce, acogió hoy con satisfacción la condena de 30 años de cárcel impuesta al autor por la Audiencia Nacional e hizo un llamamiento para que cumpla íntegramente la pena.

El menor de los cinco hermanos, Jesús Sanz Morales, de 34 años, quien se enteró de la condena a través de Europa Press, se mostró no obstante un tanto molesto porque, como así advirtió, "la familia no debería de haber tenido que luchar durante todos estos años ya que esta situación tendría que haberse resuelto mucho antes si la Justicia funcionara como tiene que funcionar", en referencia a que fueron los padres y hermanos del agente los que recogieron más de 25.000 firmas y lograron que el Tribunal Supremo ordenara la repetición del juicio.

En este sentido, el menor de los hermanos insistió en que "ya era hora de que se hiciera Justicia, y si le han condenado a 30 años que los cumpla todos", exigió, no sin antes advertir de que "no hay que lanzar todavía las campanas al vuelo" debido a que el condenado tiene aún la posibilidad de recurrir ante el Supremo.

En cualquiera de los casos, y pese a que el fallo deja a la familia "más tranquila", el hermano del agente asesinado confesó que la muerte de éste ha tenido efectos devastadores en el seno familiar y "la vida ya no ha sido la misma", en referencia a que el mayor de los hermanos, que también era agente de la Policía Nacional, se vio obligado a jubilarse y él mismo ha sufrido en sus carnes una serie de situaciones, entre ellas su divorcio, "que en circunstancias normales no se habrían producido".

Con respecto a su hermano mayor, Jesús explicó que finalmente tuvo que dejar la profesión de policía "para no preparar una gorda. Cada vez que se ponía el uniforme y salía a patrullar revivía cada día la muerte de Francisco Javier, de ahí que tuviera que jubilarse porque se le iba la cabeza", apuntó, al tiempo que consideró que con la sentencia conocida hoy la familia la interpreta como "¡misión cumplida, porque ya estaba bien de que nos dieran por el saco!".

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