Oiarzábal dice estar "sorprendido" por la polémica y reitera que "he actuado de buena fe, siempre pensando en Tolo"

El himalayista Juanito Oiarzábal dijo estar "sorprendido de todo" por la polémica generada en torno a la muerte del alpinista mallorquín Tolo Calafat al descender de la cumbre del Annapurna y reiteró que "he actuado siempre de buena fe, de la mejor manera que he podido y siempre pensando en Tolo".

"Uno hace las cosas lo mejor que sabe, pero me pierde la boca, mi forma de expresarme, pero no ha sido en ningún momento mi intención que nadie se sintiera ofendido", añadió en respuesta a la controversia sobre si la expedición que encabezaba el montañero alavés hizo todo lo suficiente por socorrer al malogrado Tolo Calafat.

Oiarzábal llegó anoche a Zaragoza procedente de Nepal tras un largo viaje y acudió al Hospital de la MAZ, donde el médico especialista en congelaciones, Kiko Arregui, le ha sometido a un reconocimiento médico y las curas de baños de agua caliente en los pies. Además, le han diagnosticado una infección en el pie derecho y un principio de congelación "que es lo que me suele ocurrir tras una expedición y más aún tras las amputaciones" de anteriores expediciones.

En rueda de prensa, tumbado en la cama de la MAZ, Oiarzábal relató que "en ningún momento he acosado a nadie" en los 40 años de subidas al Himalaya y añadió que "siempre he trabajado con sherpas, me siento muy ligado a ellos, valoro lo que hacen y en ningún momento he querido ofende a nadie y menos a los sherpas", en referencia a que pidió auxilio previo pago a los sherpas de la expedición de la coreana Oh Eun-Sun que también habían hecho cima en el Annapurna, pero ellos declinaron la propuesta.

Tampoco aceptaron cuando Oiarzábal les ofreció dinero, unos 6.000 euros, "es tan natural. Dije vamos a ofrecer dinero. Todos se juegan la vida y los sherpas tienen un plus añadido" para estimar que "tenían capacidad para subir los metros de desnivel, pero no quisieron y me agarré un rebote".

La distancia que separaba el campo 4, situado a 7.300 metros de altitud, de la zona donde quedó Tolo eran unos 500 metros de desnivel. Oiarzábal explicó que el campo 4 lo situaron "muy abajo por lo que había mayor recorrido hasta la cima", que hollaron a las 16.00 horas. "Tolo iba un poco pez y por eso siempre tuvo un sherpa exclusivo para él", subrayó.

En su relato añadió que "yo estuve con Oh Eun-Sun en la cumbre. Tengo una buena relación con ella y con los coreanos, pero en el campo 4 le recriminé porque me parecía muy mal lo que hacía y punto", dijo para agregar que "le pido disculpas si la ofendí, que seguramente sí" y lo justificó porque "intenté por todos los medios salvar la vida de Tolo de una manera u otra. Tengo fama de bocazas, igual no me se expresar", reconoció para incidir en que después de que la coreana trasladara a su jefe de sherpas la propuesta y éste la declinara "tuve un calentón que me lo tuve que comer".

Sobre el resto de los expedicionarios, los aragoneses Carlos Pauner y Javier Pérez señaló que "también están afectados, pero la polémica me la estoy comiendo yo. No se si por el nombre".

En sus explicaciones quiso dejar claro que la relación que tenía con Tolo, como la que mantiene con Pauner o Pérez "sólo es profesional, no hay cariño" para apreciar que "creo que Tolo tenía suficiente experiencia para saber tomar su propias decisiones".

Oiarzábal detalló que en una expedición "unos van más fuertes y adelantados y otros menos, pero el que tiene la última palabra es la propia persona" y apostilló que "yo en ningún momento vi a Tolo con síntomas de agotamiento por tanto, no soy quien, aunque si sepa, para decirle date la vuelta".

"más no se puede hacer"

En la subida al Annapurna, Oiarzábal llegó el primero y "ahí vimos que técnicamente Tolo no está tan suelto. Le costó bajar un poco, por eso tenía un sherpa exclusivamente para él y no se separó de él. Bajó y se paró con el sherpa porque se le acabaron las fuerzas" el resto de la expedición continuó con el descenso y tras esperarlos dos horas y media enviaron a un sherpa porque "ya no lo veíamos. Más no se puede hacer".

Al día siguiente enviaron un sherpa para intentar contactar con Tolo, pero "no pudo ser" porque la nieve y el viento de la noche "el cuerpo de Tolo no se pudo ver".

Preguntado por si mantiene contacto con la familia del montañero mallorquín, Oiarzábal aseguró que "hoy mismo he hablado con su mujer que está tremendamente hundida y le intentamos dar ánimos y transmitirle el cariño que teníamos a Tolo".

La vuelta al Himalaya de momento no se la plantea. "Ahora no hay que pensar si tengo o no ganas. Llego 45 expediciones al Himalaya. Tengo una trayectoria deportiva impecable y ahora me tengo que recuperar de las lesiones y lo que tenga que venir, vendrá" para recordar que tiene el proyecto de hollar por segunda vez las 14 cumbres de 8.000 metros "y lo iré haciendo" auguró.

"¿Cómo va a compensar?" cuestionó en tono enérgico en referencia a que volvió a coronar el Annapurna. "¡Ni dejar un ápice de una uña y ahora hablamos de la muerte de un compañero!" enfatizó para volver a expresar su malestar por esta polémica. "No llego a entender por qué se me juzga y me dan tortazos por todos lados cuando he intentado por todos los medios salvar la vida de un compañero".

Su impresión es que "habla gente que no entiende" y añadió que "me siento como el culpable de no se qué porque tanto yo como Pauner sólo intentábamos salvar la vida de Tolo".

"Todo esto supone un derrumbe que no entiendo por qué se me juzga de esta manera porque lo que hice fue intentar salvar la vida de un compañero y la mía", concluyó para antes dejar claro "ya no más ruedas de prensa. Se acabó".

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