Si en aquella ocasión los abogados de Sadam pidieron más tiempo para preparar su defensa, esta vez el retraso ha sido solicitado por el ex vipresidente iraquí, Yasin Ramadan, otro de los acusados, que ha pedido unos días para encontrar un nuevo abogado después de que el suyo muriera en un antentado.

Vestido con una chaqueta, una camisa blanca y sin corbata, Sadam llegó a la sala con un ejemplar del Corán bajo el brazo. En su alocución, el ex dictador se ha quejado de que el ascensor del tribunal no funcionaba, por lo que ha tenido que subir cuatro pisos andando. También ha recriminado al juez que le fueran arrebatados antes de entrar a la sala unos papeles en los que llevaba preparada su defensa.  Por último, ha pedido al tribunal que exija al Ejército de EE UU que le «trate bien» durante su cautiverio.

La vista se ha celebrado entre excepcionales medidas de seguridad. No hay que olvidar que dos de los abogados de Sadam han sido asesinados y que la semana pasada la Policía desarticuló un comando que iba a atentar contra uno de los magistrados que lleva la acusación contra el ex dictador. Sadam y siete de sus colaboradores están siendo juzgados por el asesinato en 1982 de 143 ciudadanos chiíes. Está inculpado además de otros 12 cargos. En caso de ser declarado culpable, podría ser ejecutado.

Ataques a las tropas españolas

Los soldados españoles destinados en Irak sufrieron 84 ataques en el último mes que permanecieron en este país. En los enfrentamientos murieron 20 insurgentes y tres colaboradores del Ejército, según desvela esta semana la revista Interviú, que cita informes confidenciales del Ejército. En ellos se asegura que los rebeldes iraquíes planearon ataques suicidas contra las bases españolas y envenenar la comida y el agua de nuestras tropas.

Ocho soldados españoles resultaron heridos durante ese mes.