Los alumnos, aislados y sin servicios en Aynadamar

Los universitarios dicen que los buses tardan 45 minutos y que en la zona no hay instalaciones. «En Informática nos han quitado hasta la sala de lectura».
«Llegar a casa es un problema». Bonnet Cedric es uno de los más de 5.000 estudiantes del campus de Aynadamar que cada día se enfrenta al reto de conseguir subir en un autobús para volver a su piso tras las clases.Los alumnos de Informática, Bellas Artes y Arquitectura aseguran que el transporte público «es deficiente y escaso». Al campus de Aynadamar llegan tres líneas de autobús (22, 6 y 9), pero la frecuencia «sobre todo a mediodía es de 45 minutos». «Los coches van llenos y la mitad de las veces no paran».

Los estudiantes consideran que están «abandonados, no sólo por la Rober, sino también por la Universidad». En la zona no hay casi librerías, ni cafeterías, no existe ningún equipamiento deportivo universitario y tampoco hay residencias. «Sólo pisos de nueva construcción que en la mayoría de los casos no nos alquilan», afirma Salvador Manuel Gómez, presidente de UPINF (asociación Unión por la Informática).

Falta de espacio

El representante estudiantil afirma que en su escuela, además, les han quitado la sala de lectura porque no hay espacio, y la han destinado a laboratorio para los becarios. «Estamos en el fin del mundo y por aquí no hay bibliotecas, ¿dónde pretenden que nos reunamos para hacer los trabajos?».

La situación es aún más complicada en Arquitectura. A la espera de la reforma del Hospital Militar del Campo de Príncipe, alrededor de 1.500 estudiantes se hacinan en un viejo instituto preparado para no más de 700 alumnos.

«Lejos del centro, mal comunicados y sin instalaciones. Éste es el resumen», afirman los alumnos.

Las mayores inversiones

La vicerrectora de Infraestructuras, Elena Díez, afirma que las mayores inversiones en los próximos años irán a Aynadamar: «Un módulo en Bellas Artes y un edificio más para Telecomunicaciones». Remarca que este año ha comenzado a funcionar el comedor universitario. «Todo llegará, pero requiere su tiempo».

Melina Guirnaldos. 27 años. «Aquí hay pocos equipamientos, por no decir ninguno. Es complicado llegar en autobús y sobre todo volver a casa porque casi no hay vehículos, vienen llenos y al final te tiras una hora esperando».

Bissonnier Gregoire. 22 años. «En mi caso, tengo suerte porque alquilé un piso cerca con unos compañeros. Estudio arquitectura y creo que a la escuela le falta mucho. No hay cafetería y las clases son demasiado pequeñas para tantos alumnos».

Mª Ángeles Pallarés. 26 años. «Por aquí cerca no hay nada. Han abierto el comedor universitario, pero siempre hay colas. Es complicado llegar y regresar. Creo que deberían construir más instalaciones y  solucionar urgentemente lo del autobús».

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