El funeral, oficiado por tres sacerdotes, comenzó poco después de las 09,30 horas cuando los restos mortales de la víctima llegaron en un coche fúnebre desde el tanatorio de la localidad de Castañar de Ibor. El sepelio duró poco más de media hora y fue cubierto por varios medios de comunicación.

El juez que instruye el caso decretó ayer prisión incondicional para el presunto homicida, que fue detenido por efectivos de la Guardia Civil de Castañar de Ibor cuando estaba encerrado en su casa con el arma del crimen y otra escopeta, según explicaron varios vecinos.

La conmoción continúa en Navalvillar de Ibor, que hoy vive su segundo día de luto oficial, aprobado en pleno extraordinario la noche del martes. El silencio está instaurado en el pueblo, donde nadie se explica por qué ha ocurrido este suceso.

"Es que son dos familias que se han llevado bien siempre, vecinos de toda la vida. Todos son buena gente. Pero él la estaba esperando", repetía ayer una vecina a las puertas de la iglesia, situada en la misma plaza donde ocurrieron los hechos y donde viven víctima y homicida.