Peritos declaran que el fallecido de Torreperogil estaba vivo cuando le prendieron fuego

Los peritos que examinaron el cadáver del vecino de Torreperogil (Jaén) que falleció supuestamente a menos de un vecino de su finca declararon hoy que la víctima no murió por el golpe que recibió en la cabeza, sino que la causa principal de la muerte fue la inhalación de gases además de la acción directa de las llamas, es decir, que el golpe pudo en todo caso dejarle inconsciente, pero que tras recibirlo siguió vivo y mientras le rociaban con gasolina y prendían fuego estaba respirando.

En la segunda sesión de este juicio, que se celebra en la sección tercera de la Audiencia Provincial de Jaén bajo el procedimiento del Tribunal del Jurado y antes de que las partes elevaran a definitivas sus conclusiones, testificaron los forenses que realizaron la autopsia al fallecido quienes justificaron que estaba vivo cuando ardió porque hallaron signos de vitalidad de ello, tales como una infección hemorrágica en la traquea o "numerosos signos" de asfixia en los pulmones. Así, indicaron que es "indudable" que sufrió una asfixia.

Además, explicaron que esto no es incompatible con que no se hallaran restos en la sangre de que hubiera respirado humo, debido a la acción del calor y a que las vísceras estaban expuestas, de ahí que se eliminara esa sustancia dejando cifras bajas. "No hay duda de que respiró humo", recalcaron. En definitiva, sostuvieron que fue una muerte "violenta" por asfixia debido a un mecanismo combinado de inhalación de humo y a la acción del fuego.

Al concluir la prueba pericial, las partes elevaron a definitivos sus escritos, proceso en el que el ministerio fiscal modificó determinadas conclusiones agregando que se aprecie bien alevosía bien ensañamiento en la actuación del acusado y apreciando la atenuante de confesión, con lo que rebajó su petición de prisión de 19 a 17 años. La acusación particular mantuvo su escrito, en el que solicitaba 25 años de cárcel, mientras que la defensa cambió su escrito para que se consideran muy cualificadas las atenuantes que mantiene.

Relatos de las partes

De este modo, el fiscal argumentó que el procesado se dirigió el 29 de mayo de 2008 a su finca de Torreperogil con sus herramientas más una lata de gasolina y que, al encontrarse allí con la víctima, ambos se enzarzaron en una discusión, tras la que el fallecido salió corriendo y el otro le dio un golpe. El ministerio público expuso que la víctima cayó al suelo aturdida "y quejándose, porque si no se mueve y él cree que ha muerto por qué le quema", se preguntó. En este punto, agregó que el acusado le roció con gasolina y le prendió fuego, causándole quemaduras en el 90 por ciento del cuerpo. A su juicio, el fuego causó un "sufrimiento horrible" a la víctima y le responsabilizó de matar "con dolor y queriendo". A continuación, apuntó que el procesado se fue a su casa a cambiarse de ropa y se entregó a la Guardia Civil.

La acusación particular insistió en su alegato en que el acusado provocó esa muerte de forma "absolutamente intencionada" y rechazó que en este caso pueda mantenerse que actuó bajo la legítima defensa, un argumento que tachó de "absurdo". "Mató fríamente aprovechando la indefensión" de la víctima, sostuvo.

Por su parte, la defensa expuso que su cliente se encontró cuando estaba en su finca con el fallecido, con el que tenía pendiente el mes siguiente un juicio por moverle el fallecido supuestamente mojones de su propiedad, de ahí que la situación fuera "tensa", a lo que sumó los insultos que la víctima le dirigió. Así, aseguró que el fallecido le lanzó primero un golpe y que forcejearon hasta que el procesado le dio un golpe en la cabeza. "Creyó firmemente que estaba muerto", manifestó el letrado, quien alegó que no le causó un sufrimiento extra porque él pensaba que ya había fallecido. Sobre la exposición de los forenses, el abogado afirmó que su informe "no es concluyente" ya que no existían indicios en la sangre de que hubiera respirado humo. Así, mantuvo la legítima defensa y las atenuantes de arrebato y confesión.

Antes de que el tribunal diera por finalizada la sesión hasta mañana, cuando se le entregará previsiblemente el objeto del veredicto al jurado, se le concedió al procesado el derecho de que hiciera uso de la palabra, lo que aprovechó para afirmar que algunos testigos mintieron, para reiterar que el fallecido era "muy agresivo" y para lamentar que la justicia no sea más rápida.

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