El cómic español se hace grande

Nuestros tebeos van a más. Más autores, más lectores, más ambición. Hoy son compatibles el futuro de la novela gráfica y el pasado de nuestra cultura popular. En nuestra realista apuesta por el optimismo, hemos hablado con cuatro talentos complementarios: Joan Marín, Juaco Vizuete, David Sánchez y Javier Peinado.
Tira de Joan Marín
Tira de Joan Marín
HOan Marín
Tira de Joan Marín

La escena nacional del cómic respira optimismo para este año. Ha habido una tendencia positiva en la pasada década, desde la depresión total de los primeros años hasta el escenario esperanzador de ahora mismo, que convendría que continuase. Tras la consolidación de la novela gráfica en el mercado editorial, el cómic está viviendo un imparable proceso de normalización; es decir, eso que antes ocurrió con la fotografía o el videoarte: su legitimación definitiva como disciplina artística.

En 2010 comienza el futuro pero, paradójicamente, va a ser un año marcado por el pasado. Varios fenómenos convergentes propiciarán que vivamos en los próximos meses un revival de esa pura cultura popular autóctona que son los tebeos clásicos de Bruguera. Por un lado, la película El gran Vázquez del director y guionista Óscar Aibar, que, interpretada por Santiago Segura, repasará la vida de Manuel Vázquez, dibujante carismático y personaje surrealista donde los haya. También la publicación por parte de Astiberri de El invierno del dibujante, una novela gráfica de Paco Roca que, igualmente, recrea la vida de los autores españoles en la Barcelona de los años cincuenta. Todo ello se suma a la labor de recuperación que de los materiales de Bruguera han realizado recientemente el especialista Antoni Guiral y la editorial RBA en la serie Clásicos del humor. Además, uno de los proyectos más intrigantes anunciados para este año es ¡García!, un cómic de Manel Fontdevila y Santiago García que se inspira en otra tipología de tebeos españoles clásicos, los de Roberto Alcázar y Pedrín.

La editorial madrileña Sinsentido tendrá un protagonismo destacado en la escena de este año, gracias a la publicación de Asterios Polyp, la esperada novela gráfica del artista neoyorquino David Mazzuccheli; y también, después del verano, con ¡Pintor!, la obra del joven Esteban Hernández galardonada con el tercer premio de Novela Gráfica Fnac-Sinsentido. Por su parte, Random House Mondadori incrementará su estrategia de apostar por la novela gráfica como producto cultural idóneo para el lector urbano y sofisticado de ahora mismo. Sería deseable que, ante este panorama, el gigante dormido, Planeta DeAgostini, reaccionase de una vez.

Cuatro nombres para la nueva década

Pepo Pérez, Juanjo Sáez, Manuel Bartual, Carlos Vermut, Paco Alcázar, Luis Bustos, Felipe Hernández Cava, Bartolomeu Seguí o Antonio Altarriba son algunos de los autores nacionales a los que nuestros protagonistas dicen leer y admirar: Joan Marín, Juaco Vizuete, David Sánchez y Javier Peinado representan a la generación aún por explotar, cada uno con un estilo personal que nos sirve para ejemplificar el amplio abanico de nuestras historietas. Muchos de ellos estarán presentes el mes próximo en el vigesimoctavo Salón del Cómic de Barcelona, el gran escenario de encuentro del sector, un evento donde quizá el entusiasmo debería templarse con la cautela. Así nos lo aconseja el crítico Álvaro Pons: «Aunque la década pasada ha sido ilusionante, no se puede obviar que ha sido un crecimiento frágil y con muchas carencias, que pueden ser inalcanzables si la crisis y el cambio al formato digital se alían de forma destructiva. No tengo duda del futuro esplendor creativo, pero hay que ser prudentes».

Joan Marín lleva varios meses sumergido en el desarrollo de su nueva novela gráfica. Plagio será su título, un término que en dialecto peruano significa secuestro y que recrea una historia real vivida por la esposa del guionista Hernán Migoya en el país andino. «Los primeros meses me bloqueó el hecho de desconocer los escenarios en los que transcurría la historia», explica Joan, un artista que volvió al cómic en 2008 para encargarse de la labor gráfica de Olimpita, publicada por Norma Editorial. Tan fluida ha sido la relación entre editor, guionista y dibujante que todos repiten en este ambicioso proyecto de 250 páginas. «Por suerte, cosas de la vida, fui invitado a un certamen de cómic que se celebra en Lima y, cuando regresé a Barcelona, destruí todo el material anterior al viaje y me entregué a una nueva producción febril». Después de meses de frustración, Joan por fin encontró el tono y la música de su libro: «Lima resonaba en mi cabeza, su gente, sus paisajes, su olor y sabor. Fluía en la tinta para contar una historia urbana con secuestro de fondo».

«No dibujo cómics con el ojo especialmente puesto en la industria ni en sus tendencias», explica Juaco Vizuete, una de las apuestas más firmes en la renovación que Ediciones Glénat ha llevado a cabo en los últimos meses, con su ambiciosa línea de autores españoles coordinada por Hernán Migoya. «El experimento no es un cómic autobiográfico, no intento explicar en él hechos reales, sino sentimientos o sensaciones», reflexiona Juaco, un autor en el sentido más artístico del término, que ha sabido integrar, en su todavía breve obra, temas y estéticas del mejor cómic americano independiente de las últimas décadas.

«Sí es cierto que empecé a dibujarlo con la idea de trasladar al lenguaje de los superhéroes y la ciencia ficción algunas situaciones de mi vida, como en una especie de traducción de estilos». Es muy difícil describir El experimento. Por la extrañeza fragmentaria que transmite y por el modo en el que contiene en las convenciones de lo genérico determinadas obsesiones subterráneas que se intuyen subyugadoras: «No quiero que los hechos del relato de este cómic sirvan para construir una historia clásica ni biográfica, sino una situación emocional o vital. Tampoco estoy seguro de que deba ser descodificada o interpretada con palabras o racionalmente».

Ambientes retro y aventuras estelares

Quizá la editorial que más notoriedad ha ganado en los últimos dos o tres años ha sido Astiberri. Su heterogénea selección de títulos, entre el prestigio minoritario y la calidad comercial, ha extendido ampliamente su popularidad. David Sánchez es su último fichaje. Conocido ilustrador, responsable gráfico de las célebres camisetas Mong, publica estos días su primer cómic, Tú me has matado, una acumulación de pesadillas americanas, turbias y nocturnas, con policías racistas, fulanas con peluca y carreteras que se pierden en el desierto.

«La intención era ponerme en serio a hacer un cómic y reunir más de sesenta páginas que se pudieran publicar», explica David, un tipo inquieto que trabaja ahora en una línea nueva de camisetas de diseños innovadores, Phantasma, quizá más audaces que los de Mong. «Con Tú me has matado he descubierto cosas que jamás me había planteado, como que las historias tienen tono», confiesa. Cinéfilo y melómano, con una evidente filia por la cultura popular de derribo, David reflexiona sobre cómo ha cambiado el cómic durante los últimos años con un recuerdo: «Conseguir en su momento Como un guante de seda forjado en hierro, el tebeo de Daniel Clowes, supuso todo un esfuerzo para mí. Ahora se puede encontrar sin dificultad y, además, está disponible en varias ediciones de lujo».

Este 2010 también ha sido el año de la publicación de La novela gráfica (Astiberri), un libro teórico destinado a ser una obra de referencia en la reflexión sobre el cómic artístico del futuro. Su autor es Santiago García, un profesional multitarea que también ejerce como guionista y que es el responsable literario de, entre otros títulos, La tempestad y Héroes del espacio, los dos primeros tebeos dibujados por Javier Peinado. «Personalmente, mi género favorito es la ciencia ficción», comenta Javier sobre sus gustos como lector. «Para mí, La tempestad fue una sorpresa. Hasta ese momento yo me había dedicado a dibujar historietas cortas para fanzines y concursos. Un día se me ocurrió enviar unas páginas de prueba a varias editoriales y me encontré dibujando un guión de Santiago García para Astiberri».

La colaboración tuvo tan buena onda que Javier y Santiago han repetido en el primer volumen de Héroes del espacio (Planeta DeAgostini), un concepto de aventuras siderales de línea clara que, si cuenta con el favor del público, se convertirá en serie indefinida: «Héroes del espacio podría acabar como una space-opera con intrigas políticas y batallas espaciales; si fuera así, me gustará mucho ilustrarla».

JOAN MARÍN (Valencia, 1975). «Lima la Horrible, Lima la Onomatopéyica, esa ciudad mágica y nociva». Así describe el dibujante el escenario del cómic en el que trabaja febrilmente en la actualidad. Pintor, diseñador gráfico y fotógrafo, Joan compatibiliza sus múltiples proyectos personales con su faceta de currante en Estudio Mariscal.

JUACO VIZUETE (Alicante, 1972). Si David Lynch dibujase un cómic de superhéroes con la atmósfera opresiva de Solaris y el dibujo pop turbio de Charles Burns, quizá obtendría algo parecido a El experimento. En él, Vizuete quería transmitir «sensaciones abstractas desde el género fantástico».

DAVID SÁNCHEZ (Madrid, 1977). Confiesa que las atmósferas de Tú me has matado están influidas por la música americana de los cincuenta y sesenta. Prepara ahora nuevas historias cortas para la revista El Manglar y también una colaboración en Mortland, el fanzine de su amigo Puño.

JAVIER PEINADO (Madrid, 1977). Le gustan Hergé y Daniel Torres. «Estoy dándole vueltas a un guión propio de ciencia ficción ambientado en el siglo xix», nos cuenta sobre próximos proyectos. «Puedo decir que tendrá lugar en una ciudad subterránea y que habrá naves, robots y caballeretes británicos».

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