El parlamento aragonés quiere reconocer la trayectoria del doctor oscense y sus innovadoras aportaciones en el campo de la cirugía vascular y las patologías de los vasos circulatorios, en los que está considerado una referencia internacional. Experto en microcirugía y cirugía endoscópica de varices, el altoaragonés aplica una técnica pionera que consiste en el trasplante de células madre en pacientes con patologías de tipo arterial.

Miguel Ángel Santos se define a sí mismo como una "persona inquieta" que ha ejercido su profesión en distintas partes del mundo. Es un enamorado de la montaña y siempre que le es posible "hace alguna escapada" para "disfrutarla", explicó en declaraciones a Europa Press.

El doctor Santos aseguró que se quedó "perplejo" cuando recibió una llamada de las Cortes de Aragón y le comunicaron la decisión de concederle la medalla, ya que nunca imaginó que su persona fuera tan "relevante" como para ello. "Cuando me llamaron estaba trabajando, me quedé perplejo, porque no pensaba que mi trabajo pudiera traspasar el plano mediático, político o institucional para que las Cortes de Aragón se acordasen de mi", indicó.

El médico altoaragonés señaló que las claves del éxito pasan por "trabajar duro, innovar, ejercer con autocrítica, trabajar con ilusión y aplicar muchas dosis de humildad". De estas claves resaltó la autocrítica y la humildad, ya que "con la soberbia no se va a ninguna parte". En su opinión, "la persona que piense así tiene muchos boletos de la suerte a su favor".

En su primera etapa fue un estudiante "del montón" y agradeció "enormemente" a su padre —al que aseguró haber "querido mucho" entre otras cosas por su "categoría personal"—, el que en ocasiones tuviera "mano dura" y "me enseñara el camino a seguir". Para su futuro profesional, fueron cruciales sus familiares vinculados a la medicina, en concreto un tío y un cuñado, que se convirtieron "en mis ídolos".