Caja Cantabria trabaja para la integración con Caja de Extremadura y con cajas de Asturias, Baleares, Murcia y Granada

El valor de los activos de estas cajas asciende a más de 150.000 millones, y no se descarta la incorporación de otras entidades

Caja Cantabria está trabajando para su integración con Cajastur, Caixa de Baleares, Caja Extremadura, Caja Murcia y Caja Granada, aunque no se descarta la incorporación de otras entidades. En concreto, las cajas citadas están analizando la posibilidad de firmar un acuerdo inicial que haga posible un protocolo de integración; integración que se llevará a cabo a lo largo de este año, aunque aún no se pueden concretar fechas.

Las entidades señaladas tienen un volumen de activos de más de 150.000 millones de euros, con lo que si finalmente se produce la integración, se constituiría uno de los "grupos líderes del sector financiero español, no sólo de las cajas".

En el caso de Caja Cantabria, la integración "consolidará su solvencia" al dar lugar a una entidad "nueva y más fuerte", con "mejores oportunidades" para clientes, mercados y trabajadores. El proceso tendrá un impacto "prácticamente nulo" en la red de oficinas y si se produce una reestructuración de la plantilla, ésta se hará "de forma no traumática".

Así lo anunció hoy el presidente de Caja Cantabria, Enrique Ambrosio, en una rueda de prensa con motivo de la celebración de la Asamblea General Ordinaria de la entidad, en la que también participaron el director de Caja Cantabria, Javier Eraso, y el presidente de la Obra Social, Francisco Rodríguez.

Ambrosio subrayó que, de momento, existe un grupo de trabajo con las cajas citadas, pero todavía "no hay nada firmado", además de que "se podrían incorporar más" cajas.

Actualmente, las cajas están analizando, además de los aspectos técnicos, los aspectos políticos de la integración. Al respecto, apuntó que aún debe concretarse la estructura de la entidad, la política de la sociedad central, los modelos de gobierno corporativo —cesión de competencias al banco central—, el valor de cada caja "porque será proporcional el porcentaje de derechos políticos y económicos que tendremos", y una estrategia corporativa que debe ser "funcional". Además, habrá que decidir un plan "a dos, tres o cuatro años" para alcanzar la convergencia total, y otro laboral.

Por ello, Ambrosio consideró que las cajas deberán ser "generosas y flexibles" si quieren crear la entidad.

El grupo de trabajo también deberá despejar otras "incógnitas" para sentarse a negociar el protocolo, como las competencias. Al respecto, el presidente de Caja Cantabria señaló que si el acuerdo se cierra "con éxito", la gestión de un grupo "líder" exige una dirección "única y centralizada". "Para que un grupo de más de 150.000 millones de balance se asiente en el mercado a tres o cuatro años es necesaria una centralización muy fuerte", defendió.

También se mostró favorable a mutualizar los beneficios y a "no renunciar a la posibilidad" de acudir al Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB) porque "nos puede facilitar las cosas" y el coste no sería "excesivamente caro". Asimismo manifestó que Caja Cantabria no cree en los "riesgos mediáticos" que podría suponer porque "todas las entidades financieras han sido recapitalizadas".

En este sentido, señaló que si el plazo para el FROB se hubiera mantenido hasta el mes de junio, el protocolo estaría firmado para entonces, pero al cerrarse en diciembre, la negociación de las cajas se puede prolongar más tiempo. No obstante, afirmó que el proceso de integración se cerrará este año.

En cuanto a las consecuencias derivadas del proceso, aseguró que se "consolidará la solvencia" de Caja Cantabria porque podrá evolucionar a modelos de negocio "más diversificados", y pondrá a la entidad regional "en la rampa de lanzamiento" para acercarse a mercados y clientes que ahora, por su tamaño, no puede.

También se producirán cambios culturales y administrativos, que no se podrán hacer "de la noche a la mañana", pero aseguró que todo el proceso saldrá una Caja Cantabria "más fuerte, con mayor capacidad de respuesta y que ofrecerá mejores activos a clientes, mercados y plantilla". Según Ambrosio, para que la Caja siga respondiendo "de forma excelente en los próximos cien años, necesita un cambio de estructura", del que resultará una entidad "nueva y más fuerte, y con mejores oportunidades para clientes, nuevos mercados y plantilla, que tendrá un horizonte más amplio", subrayó.

"En ello seguimos trabajando, convencidos de ser capaces de afrontar cambios que nos permitan salir reforzados de la crisis", resaltó.

A preguntas de la prensa sobre un posible solapamiento de oficinas a raíz de la integración, Ambrosio manifestó que actualmente sería una decisión "prematura", aunque avanzó que en el caso de Caja Cantabria no se producirá o será "mínima".

Al respecto, Eraso precisó que el resto de cajas no tienen oficinas en la región o tienen una, con lo cual el solapamiento en la comunidad sería "inexistente". Fuera de Cantabria se utilizarán criterios de "rentabilidad", y actualmente no hay ninguna oficina que no lo sea, por lo que el impacto en oficinas será "prácticamente nulo".

En este punto, Ambrosio avanzó que si como consecuencia de la integración se produce una reestructuración de la plantilla, ésta se producirá "de forma no traumática".

En este sentido, y también en respuesta a los periodistas, Ambrosio señaló que la "extinción" de cinco contratos en oficinas de fuera de Cantabria, de una plantilla de casi 1.100 personas, no tiene "nada que ver con la integración". Además, recordó que fue una decisión aprobada por unanimidad en el Consejo de Administración.

Eraso incidió en que Caja Cantabria cerró dos oficinas "porque producían pérdidas", frente a las 783 que se cerraron en 2009 en toda España, que ascienden a 1.500 si se suman los bancos, debido a la crisis.

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