El ingreso en prisión se produce ocho meses después de la muerte de la víctima, ocurrida en junio de 2009, y que en principio se atribuyó a una precipitación voluntaria desde el edificio en el que vivía. En ese momento, un juzgado de instrucción, el que se encontraba de guardia, incoó diligencias previas por la muerte aunque el resultado de unas pruebas de ADN practicadas apuntó en otra dirección y a la responsabilidad del marido en el fallecimiento, por lo que la causa pasó a otra instancia judicial, la que se encarga de los procedimientos por violencia sobre la mujer.

Según el TSJCV, este juzgado celebró una comparecencia con presencia del fiscal y decretó el ingreso en prisión del marido, al tiempo que abrió la causa, que está en trámite, por un delito de homicidio.

Fuentes la investigación indicaron a Europa Press que las pruebas de AND se practicaron sobre una lata de cerveza hallada en la terraza del edificio desde donde supuestamente se habría tirado la víctima por decisión propia y de la que el marido afirmaba que se la había bebido su mujer porque aseguraba que consumía alcohol como consecuencia de una depresión que sufría.

Sin embargo, las periciales han determinado que los restos biológicos hallados en la lata corresponden al marido de la víctima, y que no había ninguno perteneciente a la mujer. El ahora detenido y en prisión había asegurado a los padres de su esposa que ella se había ido de casa la noche antes de su muerte y declaró que ese día él no estuvo en el edificio.