Acababa de licenciarme en historia, y fue magnífico encontrar un trabajo de lo mío, que me encantaba, recién terminada la carrera. Recuerdo que el sueldo era algo cortito para aquella época, pero yo estaba contentísima por haber encontrado ese empleo. Entonces no teníamos necesidades materiales, ni lujos en los que despilfarrar el dinero, así que era suficiente para cubrir gastos. Todo lo que ganaba se quedaba en casa, pues en 1959 no nos sobraba el dinero. Hasta que no pensé en casarme, al año siguiente, no comencé a ahorrar una parte».BIO