El indigente acusado de apuñalar mortalmente a otro en Albuñol no creyó "tan grave" la agresión

El procesado, de nacionalidad lituana, se arrepiente de lo ocurrido "aunque ya es tarde"

El indigente acusado de apuñalar mortalmente a otro en las inmediaciones del campo de fútbol en Albuñol (Granada), enjuiciado desde hoy por un jurado popular en la Audiencia de Granada, aseguró que no creyó "tan grave" la agresión, que cometió además "en defensa propia", tras una discusión que supuestamente inició la víctima. Asimismo, se encontraba entonces bajo los efectos del alcohol, puesto que habían ingerido unos diez litros de vino junto al que era su amigo desde primera hora de la mañana.

El procesado, de nacionalidad lituana, se enfrenta a una petición de la Fiscalía de 12 años de prisión por el homicidio de A.J., al que propinó varias cuchilladas, dos en el brazo derecho, una en el abdomen, y otra en el tórax, lesiones que ocasionaron su muerte poco después de la agresión, cuando era trasladado en ambulancia al hospital de Adra (Almería).

Con la ayuda de una traductora, H.K, de 38 años, explicó ante el tribunal que el día de los hechos, el 29 de mayo de 2009, ambos se encontraban en una especie de cobertizo junto al campo de fútbol compartiendo una naranja que su amigo comenzó a pelar con la navaja que él llevaba ese día atada al cuello. En un momento dado, sobre las 13,30 horas, empezaron a discutir, lo que derivó en que el fallecido le cortara en una mano al inculpado, dando lugar a una riña en la que los dos cayeron al suelo.

Fue entonces cuando H.K. le propinó una puñalada en el costado a A.J., no recuerda exactamente dónde, sin conocer el alcance de las heridas. De hecho, según relató, su amigo, que previamente le había pegado varias veces, se quedó sentado en un bordillo tras el apuñalamiento. Después, el agresor se marchó a pedir ayuda para que una ambulancia lo trasladara a un centro sanitario. Así, se dirigió a un hombre y una mujer que estaban por el lugar y les dijo las pocas palabras que podía decir en español y que su estado etílico le permitía: "Sangre, médico, cuchillo".

Después se lavó las manos en una fuente cercana y se fue, arrojando la navaja empleada a pocos metros de donde pocas horas después fue detenido, en el paraje de Las Cuevas, en una zona de cortijos derruidos donde vivían varios indigentes de su grupo, que eran conocidos en el pueblo como 'comegatos'.

Consumían alcohol etílico de farmacia

Según apuntó, H.K. conocía al fallecido desde el mismo momento en que llegó a Albuñol, unos cinco años antes del incidente, ya que solían trabajar en ocasiones en el campo. En el tiempo en el que no trabajaban bebían alcohol, incluso del etílico que se vende en farmacias, que rebajaban con agua, cuando se les acababa el vino. El día en el que se produjo el apuñalamiento mortal fue encontrada cerca del lugar del homicidio una botella de plástico que contenía ese tipo de alcohol, que según el acusado, había tomado la víctima.

El procesado no pudo explicar hoy por qué le asestó las puñaladas a su amigo cuando éste sólo le había pegado "a mano limpia", y afirmó que "fue llevado por las circunstancias", que la agresión fue "espontánea" y que no tuvo intención de matar. Además, dijo estar arrepentido "aunque ya sea tarde".

En la sesión de hoy declararon además un testigo presencial del apuñalamiento, que dijo que después de producirse el agresor "se fue tan campante y como si no hubiera hecho nada"; el dueño de un supermercado que vio cómo se lavaba las manos ensangrentadas en una fuente; y los guardias civiles que lo detuvieron, que lo vieron con síntomas evidentes de estar bebido. Además, testificaron los agentes que hicieron la inspección ocular del lugar del suceso, que observaron dos regueros de sangre distintos: uno que llevaba hasta un charco abundante de sangre, seguramente el recorrido que hizo la víctima hasta la última puñalada; y otro que se dirigía hasta la carretera, en dirección a la fuente donde luego se lavaría las manos el procesado.

El juicio se reanudará mañana previsiblemente con la declaración de los médicos forenses que practicaron la autopsia al fallecido y la exposición de informes de las partes, con lo que podría quedar visto para veredicto.

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