Así y desde bien temprano fue preparándose esta actividad que comenzó con el paseo de los monigotes de paja en vehículos, acompañados del ensordecedor ruido de claxon, petardos, silbatos, etc, por toda la localidad.

Se trata de unos monigotes que simbolizan "todo lo malo del año", encarnados y caracterizados por la figura del apóstol traidor, Judas que se ahorca tras la muerte de Jesucristo en la cruz.

Este año han sido caracterizados o asignados críticamente a la posible implantación de un cementerio nuclear en Albalá (Cáceres), la refinería y las centrales térmicas; la crisis y Zapatero; Belén Esteban y sus operaciones; Obama y su premio Nóbel "de la paz y la guerra"; y finalmente el Judas Remolón (el último que siempre se quema en estos judas).

Este año la celebración se produjo tras la procesión del Cristo Resucitado y el Encuentro, que a diferencia de otros años salió el domingo por la mañana, en vez del sábado noche, al igual que en tiempos muy pasados.

Los Judas fueron colgados en el centro de la plaza del pueblo y quemados para el deleite y disfrute de los presentes, que entre el olor a humo y el ensordecedor ruido de los petardos quisieron dar por olvidado los malos augurios y hechos ocurridos en el último año, dando paso al fuego purificador y al renacimiento vital de la luz de primavera.

En total más de 500 petardos y más de 40 metros de traca inicial y final, hicieron de esta mañana de domingo de resurrección un día "inolvidable" para todos aquellos que asistieron por octavo año consecutivo a este evento que cada año junta a más personas de Monesterio y foráneos, que no dudan en disfrutar de este momento de crítica y júbilo que da paso a un nuevo ciclo de vida primaveral.

Finalmente, la Asociación Juvenil Curiguinas agradeció a través de una nota de prensa a todos aquellos que han colaborado en esta actividad y animaron a seguir con un espíritu "crítico y constructivo" para el futuro social en lo que resta de año, y "hasta que los próximos judas acaben de nuevo con lo peor del año que viene".