Un joven alemán de 19 años de edad fue condenado este miércoles a cadena perpetua por la Audiencia de Ulm, al sur de Alemania, por asesinar a sus padres y dos hermanas hace un año para hacerse con la herencia familiar.

Los jueces del tribunal aplicaron a Andreas H. la condena más elevada en base al derecho penal ordinario, que impide su posible puesta en libertad tras 15 años de reclusión, mientras que su cómplice y amigo, Frederik B., de 20 años, fue condenado a 10 años de cárcel en base al derecho penal juvenil.

En la noche del 9 al 10 de abril de 2009, Andreas H., acompañado por Frederik B., asesinó a tiros a su padre, Hans-Jürgen, de 57 años, a su madre, Else, de 55, y a sus hermanas, Annemarie y Christin, de 24 y 22 años de edad, respectivamente, en la vivienda familiar en la localidad de Eislingen.

Ambos jóvenes utilizaron para el múltiple crimen dos pistolas de bajo calibre que habían sustraído de un club de tiro y con las que dispararon 18 veces contra las hermanas del principal encausado y otras 8 contra sus progenitores.

Tras masacrar a la familia, limpiar sus ropas y ducharse, los dos jóvenes retornaron al lugar del crimen al día siguiente para escenificar el inesperado descubrimiento del múltiple asesinato, aunque pocas horas después se derrumbaron durante un interrogatorio policial.

Los jueces de Ulm dieron la razón a la fiscalía, según la cual Andreas H. actuó por pura y simple codicia, ya que la muerte de sus padres y hermanas le permitía hacerse con la herencia familiar, que iba a compartir con su amigo Frederik.

Este último obtuvo una pena menor después de que los forenses certificaran que sufre una alteración en su desarrollo y el llamado síndrome de Asperger, una forma de autismo leve, que limita su capacidad cognitiva.

Mientras la defensa de los dos jóvenes pidió que ambos fuesen, sin especificar una pena, condenados en base al derecho penal juvenil, los jueces decidieron finalmente aplicar a Andreas H. el derecho penal ordinario, que contempla condenas más severas.