Al detenido, Rafael M.J., de 51 años y vecino de Tarragona, le decomisaron en el momento de la detención 95 gramos de hachís, dos botellas con una sustancia sin determinar y un teléfono móvil —lo que está prohibido en una prisión—.
La investigación empezó hace unas semanas porque el ahora detenido levantó sospechas del personal de Servicios Penitenciarios.
Agentes del Área Territorial de Investigación (ATI) le detuvieron por presuntamente cometer un delito contra la salud pública por tráfico de drogas, y está previsto que pase en breve a disposición del Juzgado de Tarragona en funciones de guardia.
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