Fueron de todo, locos, héroes, abandonados, desgraciados, todos los adjetivos sirven en su múltiples interpretaciones. El sitio que aguantaron en 50 metros cuadrados, entre fiebres y excrementos, no tiene parangón histórico. Para mí son ejemplo de universalidad, los filipinos los reconocieron como amigos por su capacidad de supervivencia, imagen de reconciliación.

¿La opinión de su familia?

Ha sido siempre motivo de lamento, porque creímos que a nuestro bisabuelo nunca se le hizo justicia. En cuanto llegaron a España, se convirtieron tras la derrota en un espejo en el que no quería reflejarse el poder.

Pero el franquismo los retomó con la película Los últimos de Filipinas...

Fue una ficción fruto de su época. El régimen necesitaba oxígeno, pero algunos de esos soldados, como mi bisabuelo, lucharon después en el bando de la república y nunca fueron reconocidos.

Bio. Ha escrito el guión de Los hijos de Baler. Su bisabuelo (dcha.) fue de los últimos de Filipinas.