El acusado de maltratar y violar a su mujer dice que "jamás la tocó un pelo" y que la relación fue "consentida"

La víctima asegura que la agredía y la forzó a mantener una relación en la que "hizo conmigo lo que quiso"

El acusado de violar a su mujer y de agredirla en presencia de su hija negó hoy los hechos, asegurando que "jamás" la ha "tocado un pelo" y que la relación forzada que ella denunció fue "consentida".

Así lo manifestó Alfonso S.M.T. en el juicio celebrado en la Sección Tercera de la Audiencia Provincial de Cantabria y durante el cual la víctima ratificó los hechos, y aseveró que el día de la supuesta violación, ocurrida en mayo de 2007 en el domicilio familiar, él "hizo conmigo lo que quiso".

A lo largo de su declaración, el acusado manifestó que "jamás de los jamases" tuvo una conducta "machista" con su pareja, ni tampoco echó de casa o insultó a familiares y amigos de la mujer, a la que "nunca" menospreció ni agredió, según dijo.

Igualmente, negó que el día de la presunta agresión sexual sacara a su esposa "a rastras" de la habitación de su hija —donde ella dormía—, la desnudara y penetrara en contra de su voluntad, sino que la relación fue "consentida".

Explicó que "tiempo atrás" el matrimonio había decido mantener relaciones cuando su hija no estuviera en casa, como ocurrió aquel día, cuando la pequeña se quedó donde una amiga. Añadió que, después de cenar, él se fue a la cama a ver un partido de fútbol en la tele. Luego llegó la mujer, se desnudó y mantuvieron una relación, tras la cual ella volvió a la habitación de su hija.

Respecto a la presunta agresión ocurrida días después en presencia de la niña, Alfonso S.M.T. también dijo que "no es cierto". "Jamás la he tocado un pelo", sentenció.

No obstante, la víctima relató que esa noche —ocurrió "a la hora de la cena"— el hombre llamó "hija de la gran puta" a la pequeña, al tiempo que le puso el puño en la cara y aseveró que "el día que baje el puño te mato, porque tienes el mal metido en el cuerpo".

Ante esto, la madre le respondió que si iba "a dar una ostia a alguien", que se la diera a ella. A continuación, la "golpeó en la cara a mano abierta".

Se trata, según la víctima, de uno de los "muchos episodios" ocurridos en el domicilio familiar, y que comenzaron a raíz de que su marido trajo a casa a un compañero de trabajo que padecía problemas de alcohol. De hecho, según aseguró, este hombre llegó a decir que se había "tirado" a la mujer de su amigo. "Ahí empezó mi calvario", explicó la esposa, quien precisó que hasta entonces su cónyuge había sido "machista", pero no "violento".

De hecho, indicó que incluso el día después de la boda, en junio de 1995, llegó a hacer la "maleta" para irse de casa. Relató que el hombre la daba "palizas" e, ironizó, se "caía por las escaleras", en concreto, 32 veces durante su embarazo. También comentó, entre otras cosas, que insultaba a sus amigas y a su hermana, y la condicionaba su manera de vestir, ya que, por ejemplo, no la dejaba ponerse minifaldas.

"hizo conmigo lo que quiso"

Respecto a los motivos de por qué dormían separados, el hombre aseguró que se debía a que su hija era pequeña y estaba enferma, extremo que negó la madre, que preció que la niña sólo tenía vegetaciones y acetona. En cualquier caso, manifestó que no dormía con su marido por "miedo, terror, pánico y asco", ya que incluso "se metía en la cama con la ropa del trabajo" (trabajaba en un cementerio).

Respecto al día de la supuesta violación, la mujer relató que se fue a la habitación de su hija, quedándose dormida después de ver la tele. Sobre la una o dos de la madrugada, el marido la "despertó", la "sacó de la cama" agarrándola por los sobacos y la llevó "a rastras" a su dormitorio.

"Hizo conmigo lo que quiso", expresó para relatar cómo la desnudó y la forzó a mantener una relación, que duró "cinco o seis minutos, pero que para mi fueron eternos", confesó. Ella trató de defenderse dando "golpes y patadas", y también chilló, aunque la habitación en la que estaban "no da" a la casa de los padres de él, que viven la lado.

Cuando él se durmió, ella fue al garaje y cogió el coche con la intención de ir a la Residencia, pero la verja de la casa estaba cerrada con candado. Explicó al respecto que el marido la solía tener encerrada en casa, y que sólo la dejaba salir para llevar a su hija al colegio, que en aquel entonces estaba de vacaciones. Por ello denunció los hechos en comisaría días después, cuando se iniciaron de nuevo las clases y tuvo que llevar a la pequeña al centro escolar.

Posición sexista hacia las mujeres

Por su parte, los peritos han concluido que el hombre no tenía patología alguna que mermase sus facultades mentales, aunque sí una posición "discriminativa y sexista en su forma de pensar" hacia las mujeres.

De hecho, a lo largo de una entrevista para analizar su perfil psicológico, Alfonso S.M.T. se refirió a una amiga de su mujer señalando que era "muy descarada" o que "en la vida hay que ser formal y prudente" y esa chica "es todo lo contrario", ya que, por ejemplo, le "gusta la juerga". Sobre su esposa indicó que "empezó a coger costumbres" de su amiga.

Respecto a la mujer, los peritos afirmaron que presentaba un trastorno ansioso-depresivo que si bien es "compatible" con malos tratos puede deberse a otras causas, como el proceso de separación en que ambos se encontraban.

Testimonio lleno de incongruencias

Tras las declaraciones, tanto la Fiscalía como la Defensa elevaron sus conclusiones a definitivas. Así, el Ministerio Público mantiene la pena de nueve años y nueve meses de cárcel para Alfonso S.M.T. por tres delitos (uno de agresión sexual, otro de violencia de género física y un tercero de maltrato habitual).

El fiscal considera que la declaración de la víctima "reúne todos los requisitos" para que se trate de un delito de violación, así como los "elementos típicos" de violencia habitual.

La defensa insiste por su parte en la absolución de su patrocinado, ya que considera que la víctima "es todo menos persistente en sus declaraciones" y su testimonio —la "única prueba"— está "lleno de incongruencias" e "incoherencias". "Ha ido inventando cómo ocurrieron los hechos", indicó, al tiempo que remarcó que ha "faltado a la verdad" e "inventado dados", lo que puede deberse a un "móvil espurio".

Entre otras cuestiones, la abogada señaló que en la primera denuncia la mujer no hace ninguna relación a la agresión ni a la violación, cuestiones que "aparecen un año después".

Por todo ello, la defensa concluyó que el hecho de que un hombre sea "machista" —en sus opiniones o por la educación que ha recibido— no es "constitutivo de delito", ni "indicativo" de que haya habido "malos tratos sobre la mujer".

El juicio ha quedado visto para sentencia.

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