Localizado en la Vega Baja, Toledo, el primer ungüentario bizantino del centro de la península ibérica

El equipo de científicos del yacimiento de la Vega Baja, en Toledo, investiga una pieza arqueológica de gran valor histórico hallada durante los trabajos arqueológicos de la campaña 2009. Se trata de la base o pivote de lo que los investigadores denominan ungüentarios bizantinos -ánforas o ampollas- procedentes del África bizantina o de Oriente Medio.
ungüentario encontrado en Vega Baja, Toledo
ungüentario encontrado en Vega Baja, Toledo
Toletum Visigodo/EP
ungüentario encontrado en Vega Baja, Toledo

La pieza, informa en nota de prensa Toletum Visigodo, tiene una sobresaliente importancia ya que, según estudios de prestigiosos especialistas, estos recipientes únicamente se han encontrado en la península en yacimientos del litoral mediterráneo -desde Algeciras hasta Barcelona, incluyendo Baleares- y un único caso aislado en Lugo.

Por ahora no se conocía, o no se había documentado, la existencia de ungüentarios en el resto de España, ni tan siquiera en Mérida, un enclave de grandísima riqueza arqueológica y que, en su momento histórico, siempre tuvo una extraordinaria inclinación al mundo oriental representado por Constantinopla como heredera y continuadora de Roma.

Lo que se sabe hasta el momento es que la distribución y comercialización de estas ánforas, datadas entre los siglos V y VIII, se da especialmente en lugares costeros de influencia bizantina, como Málaga y, sobre todo, Cartagena, y en otros poco alejados de la costa como el Tolmo de Minateda, en Hellín (Albacete).

Por todo ello, la relevancia de la pieza encontrada en la Vega Baja es singular por las implicaciones que puede tener para el estudio de las redes comerciales peninsulares durante el reino visigodo capitalizado en Toledo y de las que, hasta ahora en este tipo de investigación, no se tenía constancia.

Según los estudiosos, la mayoría de estos ungüentarios habrían llegado a la península tras la conquista bizantina del Mediodia hispano y evidenciarían la existencia de un comercio regular con la parte oriental del Mediterráneo, favorecido dicho intercambio de mercancías por la permanencia de comerciantes orientales en el litoral español, citados en las fuentes escritas de la época, y la presencia bizantina en el norte de África.

La pieza encontrada en la Vega Baja es muy similar a las halladas en Cartagena, por lo que podría datarse en la segunda mitad del siglo VI d.C.

Según se aprecia en el ungüentario de Toledo, el sello o monograma es de forma redonda y en su interior aparace parte de una cruz o aspa central con ligaduras y ornamentos muy esquemáticos y simples que recuerdan a un crismón.

En lo que están de acuerdo los arqueólogos es en la obligada prudencia a la hora de hacer una interpretación debido a la complejidad de su lectura.

Este hallazgo no hace más que confirmar la importancia y riqueza arqueológica del yacimiento toledano, como queda de manifiesto en la exposición "El Territorio de la Vega Baja", donde se muestra gran parte de las piezas rescatadas en diferentes excavaciones y en la que pueden contemplarse dos imponentes mosáicos romanos del siglo III d.C, el marfil de Hipólito, la primera hebilla visigoda encontrada en el yacimiento, la única pizarrilla visigoda hallada hasta el momento en Castilla-La Mancha, el tesorillo de treinta monedas de oro con las esfinges de varios reyes godos -nunca expuesto hasta ahora- y un pendeloque rescatado el pasado año y que podría formar parte de una corona votiva.

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