La acusada de abandonar a su bebé en un contenedor dice que tenía miedo a su familia

Los psicólogos descartan ante el tribunal que padeciese depresión postparto

Hafida R., la mujer marroquí de 32 años acusada de intentar asesinar a su bebé, aseguró hoy ante el tribunal que la juzga que fue "el miedo a su familia", a quienes calificó de "muy violentos", y la "desesperación de no tener a nadie" lo que le llevó a abandonarle junto a un contenedor de basura en una céntrica calle de la capital almeriense. Al tiempo se negó, entre lagrimas, que tuviera intención de acabar con su vida, ya que, según subrayó, se quedó en una "esquina vigilando para que no le pasara nada".

A preguntas del Ministerio Fiscal, que en su escrito de calificación provisional solicita una pena de 14 de prisión, y con la ayuda de una intérprete, afirmó que "no pensó que le podía pasar nada" a su hija, de apenas cuatro días de edad, al estar "a una distancia corta mirándola" y justificó el que la encontrasen en el interior de una bolsa de basura en que la metió allí para "protegerla del frío" y "después de abrirla para que le diese el aire y pudiera sacar las manitas".

En esta línea, aseguró que la dejó junto al contenedor "por ignorancia" ya que "no sabía qué otra cosa hacer" y aludió a que si su familia y hermanos "se hubiesen enterado" de que había tenido una hija "sin estar casada, me hubieran matado". Relató cómo, al recibir el alta médica en el complejo hospitalario de Torrecárdenas, donde dio a luz, comenzó "a dar vueltas" con el bebé en brazos "sin saber qué hacer y con mucho miedo".

Hafida R., quien, según declaró un agente del Servicio de Atención a la Familia (SAF) de la Policía Nacional estuvo trabajando hasta el mismo día del alumbramiento en el invernadero de Campohermoso (Níjar) al que se incorporó a la mañana siguiente del abandono, repitió ante la sala que la "cuidó a cierta distancia para que ningún animal le hiciese nada" hasta que vio que "llegó un chico que llamó a la Policía" ya que lo que quería —subrayó entre lágrimas— "era que alguien pasara y se la llevase".

La pequeña cuando fue encontrada el 31 de enero de 2008 vestía, según la testifical de la mujer que le prestó los primeros auxilios, "la ropita que dan en hospital con un pañal e iba envuelta en una sabanita y una mantita". Negó, a preguntas del fiscal, que llevase ropa de abrigo, pese a que "no lloraba", "si estaba un poco helada por la tarde era húmeda".

Sobre las posibilidades de supervivencia del bebé en esas condiciones, punto sobre el que giraron su argumentario tanto Ministerio Público como defensa, los forenses del Instituto de Medicina Legal (IML) de Almería aseguraron que, si bien resulta "imposible precisar en que plazo de tiempo se hubiera producido el deceso", sí reconocieron que "podía suponer la muerte en poco espacio de tiempo por deshidratación e hipotermia" aunque apuntaron que se encontraba "recién alimentada".

"sin afección emocional"

El juicio, que se reanudará el próximo día 22 con la testifical del chico que encontró al bebé para dar paso al trámite de informes que lo dejará visto para sentencia, concluyó con la pericial de dos psicólogas, en sala y por videoconferencia desde Sevilla, que trasladaron que, dos meses después de los hechos, no apreciaron en Hafida R. "afección emocional" al tiempo que descartaron que padeciese una "depresión postparto" que "en un periodo tan corto de tiempo no hubiera mejorado".

El fiscal estima que la acusada incurrió en un delito de asesinato en grado de tentativa ya que con su decisión "asumió y aceptó el resultado mortal que podía producirse", por lo que interesa además en su escrito de calificación provisional que se inhabilite a la procesada para ejercer la patria potestad de la pequeña ya que ésta la ha reclamado ante el Juzgado de Primera Instancia número 6 de Almería después de que la Junta de Andalucía asumiese su tutela y le diese en régimen de acogimiento familiar preventivo.

Estima, además, la concurrencia de la circunstancia agravante de parentesco y señala que Hadija R. "llevó a efecto el abandono a sabiendas de que entrañaba un peligro concreto" para su hija, por lo que solicita que se le condene al pago de una indemnización de 30.000 euros por daño moral a la pequeña.

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