Este mismo estudio, refleja que el 89 por ciento de los españoles está preocupado por el delito de robo de identidad aunque asegura que continua facilitando datos personales como nombre, apellidos, dirección, DNI y hasta datos bancarios (7 por ciento), a través de llamadas que no eran ni de familiares ni de amigos.

El robo de identidad puede definirse como la utilización del nombre y datos personales para cometer delitos tales como obtener créditos o préstamos, abrir y gestionar cuentas bancarias, solicitar alquileres de vehículos o viviendas, dar de altas contratos, adjudicar multas de tráfico y comprar bienes y servicios sin el consentimiento de la víctima del fraude.

Según se desprende del estudio, antes de haber explicado a los encuestados el significado de este término y en qué consiste, el 91 por ciento sabía qué era y en qué consistía pero un 6,5 tenía un concepto erróneo que no encajaba con la realidad.

Por regiones, los que más conocen el robo de identidad son los habitantes de las comunidades del noroeste con un 94 por ciento (Aragón, Cataluña, Islas Baleares, Comunidad de Valencia y Murcia) seguidas de las del noroeste (Galicia, Asturias, Cantabria, País Vasco, Navarra y La Rioja) con un 93 por ciento y de las comunidades del sur (Extremadura, Andalucía e Islas Canarias) con un 92 por ciento. El resto de comunidades se sitúa en un 87 por ciento.