En las últimas 48 horas, diferentes episodios de violencia en las regiones mexicanas de Acapulco y Ciudad Juárez se han cobrado la vida de diecinueve personas, cinco de ellas policías.

El primero de los sucesos -en el que perdieron la vida seis personas- se registraba la noche del pasado jueves en Ciudad Juárez, localidad fronteriza con El Paso (Texas, EE UU) considerada la urbe mexicana más castigada por la violencia.

El ataque ocurrió poco después de las 21.00 hora local (5.00 GMT del viernes), en una vivienda en la que familiares y amigos despedían al joven Aarón Alberto Flores, asesinado días antes mientras estaba en su vehículo en el exterior de una tienda.

Según familiares de las víctimas, varios sujetos armados descendieron de dos vehículos y accedieron a la sala donde estaban los restos del menor.

Cinco policías acribillados

Los episodios más recientes se han registrado en las últimas horas en el municipio mexicano de Acapulco (estado de Guerrero, sur de México). Cinco policías murieron tras ser acribillados en un ataque armado este sábado.

Por el momento, no se conoce el número exacto de agresores ni ninguna otra circunstancia del suceso. Otro policía tuvo que ser hospitalizado por las heridas sufridas.

Asimismo, y como informó la Secretaría de Seguridad Pública del estado de Guerrero, durante la noche del viernes fueron hallados otros ocho cadáveres en diversas localidades del municipio.

Seis fueron encontrados con impactos de arma de fuego, aunque dos de ellos además, habían sido decapitados, una de las prácticas habituales del crimen organizado mexicano. Otros dos cuerpos aparecieron en una avenida, también decapitados y, además, maniatados.

El costero municipio de Acapulco es uno de los principales enclaves turísticos de México. El estado de Guerrero -donde se ubica- es, por su parte, uno de los principales focos de actividad del narcotráfico en México.

En los últimos tres años y cuarto, la contienda entre capos de la droga por controlar el mercado interno y la guerra contra el narcotráfico abierta por el Gobierno mexicano ha dejado ya cerca de 17.000 muertos, según recuentos periodísticos.