Pocos minutos después de las 12 horas y tras la celebración de un Pleno extraordinario, se abrió al público la capilla ardiente con los restos de Miguel Delibes, quien a lo largo de toda la jornada estuvo acompañado por miembros de la Corporación Municipal y de su familia.

Durante diez horas fue continuo el desfilar de miles de ciudadanos, de todas las edades, que quisieron despedir a este ilustre vecino de la capital vallisoletana y dejar constancia de su presencia con mensajes y sentimientos que quedaron plasmados en seis libros de firmas.

Además de los 18.000 vecinos que durante todo el día de hoy desfilaron por el salón de Recepciones del Consistorio, hasta el Ayuntamiento vallisoletano llegaron más de sesenta telegramas de condolencia, entre ellos los de los Reyes, de los Príncipes de Asturias, del presidente del Gobierno y del líder de la oposición, así como más de un centenar de coronas y ramos de flores, entre la que destacó una enviada por Pacífico Pérez, uno de los personajes de la obra de Delibes 'La guerra de nuestros antepasados'.

Junto al féretro con los restos mortales del laureados escritor, escoltado por los Maceros del Ayuntamiento y la Policía Municipal vestida de gala, un ramo de rosas rojas, depositado por la actriz vallisoletana Lola Herrera, que visitó la capilla ardiente visiblemente emocionada, y otro ramo en el que se podía leer 'Parte de lo que fui se lo debo a Delibes'.

Fueron numerosas las personalidades que se acercaron hasta la Casa Consistorial, entre ellos el presidente de la Junta, Juan Vicente Herrera; la ministra de Cultura, Ángeles González Sinde; los escritores Joaquín Díaz, Elena Santiago y Ramón García, biógrafo de Miguel Delibes; el secretario regional del PSOE, Óscar López; y la consejera de Cultura, María Jesús Salgueiro.

Valladolid y España "llora la muerte" de uno de los mejores escritores españoles del siglo XX, y la ciudad en la que vivió y a la que dedicó la última de sus novelas, 'El hereje' despedirán mañana a Miguel Delibes en un funeral que se celebrará en la Catedral, tras lo que será incinerado para descansar eternamente en el Panteón de Personajes Ilustres.