«El comercio justo ha sido una bendición»

Casi 9.000 agricultores como Genaro Quispe trabajan en las plantaciones de cacao de la cooperativa El Ceibo, en Bolivia.
Hace 30 años decidieron organizarse para luchar contra la explotación a la que eran sometidos por la única empresa del sector. Desde hace casi una década, abrazan el comercio justo como vía de progreso.

¿Por qué es necesario?

El comercio justo es la vía para acabar con la pobreza. El problema actual es el mercado, porque nosotros sabemos trabajar. Los precios internacionales no son estables, es casi como jugar a la lotería. En 1986 entramos en las redes de comercio justo, y ha sido como una bendición de Dios.

¿Qué ventajas les ofrece?

Un precio fijo y razonable que ayuda a fortalecer la producción. Gracias a esto, los campesinos están retornando de las ciudades a las que habían emigrado.

¿Qué beneficios tienen los socios de la cooperativa?

Apoyo médico, especialmente para los mayores. Les damos una ayuda cuando enferman y, en caso de operación, les prestamos dinero. Un 30% se condona y el 70% nos lo devuelven por medio de un trabajo ligero.

¿Y los beneficios?

Los excedentes de la cooperativa son siempre para los campesinos. Cada diciembre, les damos una paga en efectivo para que sus hijos puedan tener al menos un regalo por Navidad.

Bio

Tiene 37 años. Cultiva cacao desde los 15. Es subgerente de la cooperativa El Ceibo.

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