Concretamente, el parque llevará a cabo la tarea de digitalización y catalogación de los materiales, a través de la tecnología de que ya dispone, vinculada con el proyecto Magical. Por su parte, el Consorcio del Montsec participará en el despliegue de la vertiente de la interpretación científica y museográfica del legado.

Los trabajos empezarán en el próximos meses y lo primero que hará falta será comprobar qué hay en las cajas y en qué estado se encuentran. En función de eso se establecerán los criterios que tendrán que dar forma a la exposición del legado, con el relato científico apropiado que los expertos determinen, según informó hoy la Delegación de la Generalitat en Lleida.

Una parte importante del material de Joan Oró que se dará a conocer se expondrá en el futuro Museo del Clima y del Medio Ambiente, en la colina de Gardeny. Otros elementos del conjunto se destinarán a alguno de los espacios del Parque Astronómico del Montsec, como puede ser el caso del Centro de Observación del Universo o de la futura Casa Montsec en Àger.

Joan Oró, promotor de la idea de ubicar un parque astronómico en el Montsec, siempre manifestó su voluntad que esta cordillera acogiera parte de su legado, según la Generalitat.

La decisión de sacar a la luz el contenido de las cajas fue tomada hoy en una reunión convocada por el delegado de la Generalitat, Miquel Pueyo, para tratar del aprovechamiento público del legado del prestigioso científico leridano, en la cual han asistido al vicepresidente de la Fundación Oró, Francesc Oró, el director del Parque Científico y Tecnológico de Lleida, Josep Clotet, el director científico del Consorcio del Montsec, Salvador Ribas, y el director de Medi Ambiente y Ciencia de la Fundación La Caixa, Enric Banda.

Oró nació en Lleida el 26 de octubre de 1923 y murió en Barcelona en septiembre de 2004. El científico desarrollo su carrera en EE.UU., país al que emigró en 1952.

Tras sintetizar la adenina —una de las moléculas que forman el ADN— en el laboratorio, la Nasa le reclutó en 1963 para participar primero en las misiones 'Apollo' a la Luna y después en las 'Viking' a Marte. En las 'Viking' su intervención fue decisiva para aclarar en el último momento que el dióxido de carbono que las naves habían detectado en Marte no era obra de seres vivos, sino de procesos inorgánicos.