Decrecimiento, el movimiento que apoya que los países ricos no deben crecer más

  • Esta corriente política dice que hay que aprender a vivir con menos.
  • El II Encuentro sobre decrecimiento, este fin de semana en Barcelona.
  • Los ejes del pensamiento: redefinir las necesidades, producirlas y asegurarnos una mejor calidad de vida y un planeta mejor conservado.
  • Entrevista a Joan Martínez Alier, teórico del decrecimiento.
El caracol es el icono del movimiento por el decrecimiento.
El caracol es el icono del movimiento por el decrecimiento.
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El caracol es el icono del movimiento por el decrecimiento.

La sala de conferencias de la biblioteca de Guadalajara está abarrotada. Los ponentes se miran y comentan, "Ha vuelto a ocurrir. Es convocar una conferencia sobre decrecimiento y tener el auditorio lleno". Pero ¿qué es el decrecimiento?

El decrecimiento es una línea de pensamiento político que, aunque surgida en los años 70, alcanza ahora vigor, atizada por el fuego de la crisis económica mundial. Los teóricos definen el decrecimiento como la corriente que propugna que en los países ricos no hace falta crecer más, sino un periodo de contracción económica voluntaria que sirva para repensar las necesidades humanas reales y para construir una sociedad más justa, más participativa y ecologicamente sostenible.

Carlos Taibo, escritor y profesor de la Universidad Autónoma de Madrid, es un ferviente decrecentista y lleva meses explicando las bases de este movimiento por auditorios de media España. Taibo defiende que el decrecentismo no es una utopía. Para él "lo utópico es precisamente lo contrario, creer que es viable vivir cada vez con más y más en un planeta finito".

El consumo no trae más felicidad

Uno de los pilares del decrecimiento se sustenta en que el crecimiento económico está sobrevalorado. "El modo de vida en nuesta sociedad es esclavo del trabajo, del dinero y del consumo, pero eso no trae más felicidad, crea estrés y extiende males físicos como la obesidad", asegura Taibo.

Llegado el caso, la transición al decrecimiento supondría, para Taibo, un cambio de modelo y por tanto la desaparición de sectores enteros de la economía, la redistribución del trabajo, la primacía de la vida social, un mayor peso de lo local, la austeridad voluntaria y la democracia participativa.

La teoría de decrecimiento aglutina a teóricos de todo el mundo, siendo tal vez Francia el país con mayor número de seguidores, sede uno de sus máximos gurús, Serge Latouche, y donde existe un periódico y un partido vinculados a sus tesis políticas.

Es una teoría económica muy nueva, pero ya en Canadá o Reino Unido se publican los primeros tratados sobre cómo ambas economías podrían  sobrevivir sin que crezca el PIB. Este fin de semana, Barcelona acoge a los principales pensadores decrecentistas en el II Encuentro Internacional sobre Decrecimiento (el primero fue en 2008 en París) con la esperanza de dar respuesta a los retos de una transición mundial al nuevo modelo económico.

Con el planeta como referente

El ecologismo ya se ha subido al carro del decrecimiento. Yayo Herreros, de Ecologistas en Acción, explica que es la única corriente económica que tiene en cuenta al planeta "y supone un paso adelante en las teorías de la economía ecológica, aquellas que piensan la organización económica tomando como referente fundamental un planeta finito".

Los decrecentistas están convencidos de que será necesaria una reducción de la producción y del consumo en los países del norte. No ven suficiente la aplicación de políticas de "desarrollo sostenible", términos que consideran antagónicos. Taibo usa una alegoría: "Es como el barco que va hacia un acantilado que representa el cambio climático. Protocolos como el de Kyoto sirven para reducir la velocidad de la nave hacia esa misma pared, no para virar el sentido."

Uno de los impulsores del Encuentro Internacional sobre Decrecimiento es el catedrático de Economía Joan Martinez Alier. El profesor Alier se convenció de que resulta urgente decrecer al comprobar que el actual sistema económico, el capitalismo, hace balance del progreso sin medir costes como la destrucción de las materias primas, la producción de dióxido de carbono o la destrucción de la biodiversidad.

Los retos del decrecimiento

Alier concede que existen retos pendientes a la teoría del decrecimiento y espera darles respuesta en Barcelona. "Si una economía no crece tenemos que ver qué hacemos con el desempleo, si sirven medidas como el reparto del empleo, la renta básica... o, por ejemplo, cuál es la alternativa al sistema financiero actual".

Los teóricos del decrecimiento creen que es hora de dar un salto cualitativo, ven necesario que dicha corriente que subyace bajo el sustantivo sugerente del decrecimiento se articule en manifestaciones prácticas diarias y citan a las cooperativas de consumo agroecológico, la banca ética, el movimiento de simplicidad voluntaria o la red de ciudades en transición.

Para Taibo además, es el momento de iniciar la transición. "El sistema actual está agotado y ahora surge una oportunidad para repensar nuestro destino. Si no decrecemos mediante un proceso reflexionado caminaremos hacia el hundimiento global".

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