Tribunales.- Acusado de intentar matar a su hijo dice que estaba bebido y que quiso hacerse "el valiente"

La Fiscalía mantiene su petición de 11 años de prisión para el procesado, que se dedica a la venta ambulante

El hombre que ha sido hoy enjuiciado en la Audiencia Provincial de Granada como acusado de intentar matar a tiros a su hijo y su consuegra ha declarado ante el tribunal que cuando disparó contra sus domicilios estaba "muy bebido" y que quiso hacerse "el valiente". "Esa es la ruina que me he buscado", dijo.

De iniciales E.M.M. y 46 años, el inculpado se enfrenta a una petición de la Fiscalía de 11 años de prisión por dos delitos de homicidio en grado de tentativa concurriendo en los dos la atenuante analógica de embriaguez y en uno de ellos, el cometido contra su hijo, la agravante de parentesco. Por ellos, además de la pena de cárcel, la fiscal solicita para el acusado la privación del derecho a la tenencia y porte de armas por el tiempo de la condena y la prohibición de aproximación y comunicación con las víctimas durante cinco años.

En la Sección Primera de la Audiencia, el hombre aseguró hoy que no tuvo intención de matar ni a su hijo ni a la suegra de éste y que en el momento de los hechos, que se remontan al pasado 9 de julio de 2008, no era consciente del riesgo que podía ocasionar. "Mi hijo es mi ojo derecho y yo no quería hacerle daño. Creo que el que quiere matar a alguien lo mata", señaló el acusado que, según explicó, por aquella época ingería gran cantidad de bebidas alcohólicas y tomaba ansiolíticos para la depresión, por lo que tenía "pérdida de memoria".

"Podía beberme una o dos botellas de whisky. Mucho whisky, pero del barato, que las cosas están muy mal", indicó. Por eso, tiene un vago recuerdo de lo que aquel día ocurrió y sólo se acuerda de haber efectuado un disparo y no dos, como le acusa el Ministerio Público, pero accidentalmente, mientras cargaba la escopeta. Según afirmó, se dirigió con una de las escopetas que utiliza para cazar a los bloques en los que vive su hijo, en el barrio de Almanjáyar. No sabía muy bien cuál era el suyo y llegó al lugar "por azar". Según relató, la escopeta se disparó al cargarla y después salió "corriendo" de allí porque creía que lo "iban a matar".

El hombre, de profesión vendedor ambulante, estaba por aquellas fechas preocupado por su hijo, de 22 años, porque "estaba metido en la droga" y había discutido en varias ocasiones con él. "Yo en condiciones no estaba entonces y se me fue la cabeza", justificó el procesado.

Su esposa y su hijo se acogen a su derecho a no declarar

Su esposa y su hijo, citados como testigos, se acogieron hoy a su derecho a no declarar en contra de su familiar, por lo que la fiscal pidió al presidente del tribunal que se leyeran los testimonios que prestaron en su día en el juzgado de instrucción. Así, según lo leído hoy por la secretaria, la mujer dijo entonces que el marido había dicho muchas veces, cada vez que bebía, que iba a matar a su hijo y que estaba "obsesionado" con que se dedicaba al narcotráfico. El día de los hechos alertó por teléfono a su hijo de que su padre se dirigía a su vivienda con una escopeta y que quería matarlo.

El hijo declaró entonces ante el juzgado que había recibido continuas palizas de su padre "desde que tiene uso de razón" y que el padre, "experto cazador", no consiguió alcanzarle aquel día porque un cristal translúcido en el lavadero de su vivienda —hacia donde dirigió el arma— le impidió saber si él estaba detrás o no. De hecho, los proyectiles impactaron en la secadora, donde él consiguió resguardarse de las balas. El proyectil no llegó a alcanzar al joven, aunque le cayeron cristales de la ventana y dos perdigones sin lesionarle.

Sí aportó su versión de los hechos la suegra de su hijo que aseguró que nunca había tenido problemas con el acusado, que "sabía perfectamente donde vivía" y que disparó contra su dormitorio, donde ella dormía en esos momentos, ya que eran las 5,40 horas de la mañana.

Uno de los guardias civiles que acudieron al domicilio del inculpado a detenerlo tras tener conocimiento de lo ocurrido mantuvo hoy que el hombre tenía signos evidentes de que había bebido, ya que "olía a alcohol" y estaba "eufórico", aunque no pudo determinar hasta qué punto le había afectado la ingesta.

Los médicos forenses que analizaron el estado del acusado, que lleva dos años sin beber, señalaron que el hombre es una persona "al servicio del alcohol", que es su "única fuente de placer". De hecho, presenta daños en el hígado indicativos de "una intoxicación muy severa", por lo que en el momento de los hechos "tenía sus capacidades intelectivas y volitivas completamente anuladas".

La Fiscalía, que mantuvo hoy su petición inicial de pena, admitió que esa ingesta de alcohol existía en el momento de los hechos, si bien consideró que el acusado tenía intención de matar a su hijo "porque llevaba mucho tiempo diciéndolo y lo había amenazado varias veces" y también a su consuegra "por que no se llevaba bien ni con su nuera ni con su familia", a quienes culpaba de la situación de su hijo.

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