Emilio Aragón organizó unos ciclos para acercar la música clásica a los niños y pidió a Luis Piedrahita un cuento basado en El carnaval de los animales, de Saint-Säens. Así comenzó Diario de una pulga (Espasa).

Con este título, se lo tengo que preguntar: ¿se ha sentido usted una pulga?

No, pero todo lo que he buscado como punto de vista para el humor ha sido siempre hablando de lo pequeño y defendiendo a esos seres pequeños y desprotegidos. Por eso la pulga. Me gustaba la idea de una pulga viajando en busca de su ilusión: esquiar en Baqueira Beret.

¿Ha aprovechado para sacar ese 'famoso' niño que dicen que todos tenemos dentro?

Ese niño es el que está fuera. Yo lo que llevo es un adulto dentro que quiere salir y no le dejan.

Escribe guiones, hace magia... y ¿ahora también escritor para niños?

Cuentista, prefiero llamarme cuentista, porque eso lo engloba todo. Este cuento es para niños, pero hay guiños que un niño no va a entender y que van dirigidos al padre o la madre. Así, cuando ellos se rían por algo que el niño no entienda, éste preguntará a su padre o madre el motivo, y de ahí surgirá un diálogo.

¿Es el libro que le hubiera gustado leer de niño?

Sí, y es el libro que me gustaría leer a mis hijos, aunque yo de momento no soy padre, soy sólo hijo. Y además está guay que venga con la narración en un CD.

Dice que su padre es humorista pero no lo sabe. Usted, ¿cuándo supo que sí lo era?

Lo que ocurre es que soy una especie de imán de situaciones patéticas y eso o lo aprovechas para el humor o... El humorismo es una actitud en la vida, te dices: "Mira, me ha tocado esto, que es una especie de pellizco en el cerebro que me hace ver siempre la pata que cojea o que falta". Pero, eso sí, mi humor nunca es desde la amargura, siempre es disfrutando de las imperfecciones.

Es el humorismo una actitud, ¿y también la mejor defensa?

Es un mecanismo de defensa para algunas cosas, pero no creo que sea el mejor.

Imagine que yo no he visto jamás la televisión, ¿qué me diría?, ¿cómo me explicaría lo que es?

Te diría que estás muy bien como estás. No, es broma. La tele es un invento guay, lo que pasa es que se le pide una cosa que no se le puede pedir: que eduque. La televisión es para entretener. Quien quiera educarse que abra un libro, una novela... La tele es para otra cosa. Además, quienes quieren que eduque no se dan cuenta de que sería un peligro. La tele es para distraerse, y ha de ser inofensiva.

¿Hay gente que espera de usted que sea gracioso las 24 horas?

Sí, esperan que seas gracioso y al modo que lo eres en la tele, y eso no puede ser, porque en la tele hay mucho trabajo detrás. A la gente la decepcionas porque no eres chiste, chiste y chiste, como en la tele. Y, claro, en la realidad les sabes a poco.

Luis Piedrahita (A Coruña, 1977) estudió Comunicación Audiovisual en Navarra. Es guionista de El hormiguero (Cuatro) y mago.