La sed es mortal

El fracaso puede ser conmovedor si se canta como en ‘Desaparezca aquí’, el lado más feroz de Nacho Vegas.
El asturiano Nacho Vegas, con una mano en la guitarra y un oído en la poesía.
El asturiano Nacho Vegas, con una mano en la guitarra y un oído en la poesía.
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El asturiano Nacho Vegas, con una mano en la guitarra y un oído en la poesía.
Superar Cajas de música difíciles de parar (Limbo Starr, 2003) parecía imposible, pero Nacho Vegas ha vuelto a sorprender firmando, probablemente, el mejor disco de su trayectoria en solitario. Desaparezca aquí (Limbo Starr, 2005) conserva el sabor de los anteriores, pero añade un nuevo ingrediente a la mezcla: la intensidad de una auténtica banda. Por eso sólo es posible catarlo en el salón de casa o en un concierto como el de mañana en Capitol, con Las Esferas Invisibles, todas, arropando al autor de La canción de la duermevela.

Miembro fundador de Manta Ray, formado musicalmente en los albores del Xixon Sound desde Eliminator Jr, el asturiano tuvo que esperar a su colaboración con el cineasta Ramón Lluís Bande para descubrir su fe lírica, sus dotes como cantautor y su vocación folk.

Tras su primer Actos inexplicables (2001), un álbum que, sin pasar inadvertido, sólo dejó por huella una canción intachable, El ángel Simón, el guitarrista de Manta Ray deslumbró con un disco imprescindible. Cajas de música difíciles de parar es una colección de canciones que duele la primera vez, enamora la segunda y destroza desde entonces como uno de esos romances letales que justifican toda una vida.

«Todo el mundo fantasea con una muerte dramática». Ésa es la reflexión, no exenta de cinismo, con la que arranca Desaparezca aquí, la última entrega de un asturiano que bien podría estar a la derecha de Leonard Cohen y Will Oldham. Claro que la desolación es para pocos.

* Capitol. Sábado, a las 22 horas. Entrada: 15 euros, 12 anticipada.

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