Kirme Uribe, el Premio Nacional de Narrativa que no tenía editor en castellano

  • Uribe sólo encontró en castellano editor tras ser premiado.
  • Cuenta lo que supone este galardón en su vida: tranquilidad y escritura
El escritor Kirme Uribe, premio Nacional de Narrativa.
El escritor Kirme Uribe, premio Nacional de Narrativa.
AGENCIAS
El escritor Kirme Uribe, premio Nacional de Narrativa.

Cuando a Kirmen Uribe le llamaron el pasado 14 de octubre para darle la gran noticia: era el nuevo Premio Nacional de Narrativa, por Bilbao-New- York-Bilbao (Seix Barral), aún no tenía editor para publicar la obra (editada sólo en euskera) en español.

En sólo unas horas llovían las ofertas: "Me sentí muy tranquilo, porque el premio me había dado tranquilidad". Pero... ¿no sintió que el oportunismo guiaba esas llamadas enturbiando tal vez la alegría? "En absoluto", responde con una sonrisa tan franca que es casi imposible no creerlo: "La lectura negativa no la hice. Sólo pensé en lo que el premio suponía: voy a ser publicado y a tener muchos lectores y a poder escribir".

El gran sueño de cualquiera que se dedique a la escritura: tiempo y algo de respaldo económico para crear así como cierta seguridad.

Los fantasmas

El miedo a no dar la talla –es un comienzo fuerte tener este premio con la primera novela publicada– no ha aparecido en Uribe: "Tranquilidad –repite–, mucha tranquilidad y ganas". Sus palabras lo reflejan bien: Kirmen es un tipo tranquilo que no ha sentido que lo suyo haya sido llegar y besar el santo: "Llevaba cuatro años escribiendo este libro. Tienes que meter muchas horas. Primero, hay que pensar lo que vas a escribir; después, documentarte; y por último todo lo  relacionado con la redacción".

Empieza a hablar de la novela y parece como esos padres que acaban de tener un niño: "Escribir me llena muchísimo. Cuando estoy embarcado en la escritura, no puedo dejarlo". Pero puede aparecer el gran fantasma, la autocrítica que lleve a la autocensura y acabe con el manuscrito en la basura: "No llegué al punto de querer dejar la novela, pero tuve dudas, lo que pasa es que me vinieron bien. Una novela nunca es como la has pensado". Así que eso de que hay que saber el final antes de empezar... "Tenía un esquema, pero el mío era un sudoku con espacios en blanco y no sabía cómo acabarían".

En cuanto a lo comercial de su propuesta, lo tiene claro: "No puede ser un best seller, pero sí tiene algo que engancha". Además, Uribe lo sabe bien, el lector no es tan tonto como algunos creen; y nos recuerda Kirmen la frase de Woolf: "El lector vulgar es el más inteligente". A los que seguro van a llegar las historias que se entrelazan en la obra de Uribe es a los de su generación (1970), pues su obra retrata el modo de vida de los de su tiempo, "los que estamos a caballo entre el XX y el XXI, gente que vivimos como si tuviéramos tres vidas, en total movimiento, y no como nuestros padres, que sólo tuvieron un trabajo y una mujer".

El poeta de Patxi López

Poeta antes que novelista, de hecho fue la poesía lo primero que le dio popularidad (Patxi López leyó uno de sus poemas en su toma de posesión), tiene claro que la poesía va a cambiar: "Antes vivía sólo en los libros y ahora no; se le abren muchas posibilidades y se le van a abrir muchas más por las nuevas tecnologías". Parece pues que aún queda esperanza para la poesía. "Y para la novela –recalca Uribe–, que va a cambiar y va a haber una nueva forma de novela".

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