M.Ambiente.- La Hispalense analizan nuevas especies como bioindicadores ambientales

Un grupo de expertos de la Universidad de Sevilla, liderado por el investigador José Manuel Guerra, se encuentra analizando los caprélidos, unos pequeños crustáceos marinos importantes para el ecosistema y que se establecen suponen como referentes y bioindicadores de la calidad del medio marino.

En una nota, Andalucía Innova indicó que estos crustáceos son un alimento fundamental para los peces y constituyen un recurso potencial excelente en acuicultura. En este trabajo, realizado en varios puntos costeros de Andalucía, el grupo de la Hispalense comparó los resultados obtenidos en los caprélidos con nueve especies de crustáceos peracáridos y moluscos utilizados en la actualidad como biomarcadores.

Las conclusiones del proyecto, publicado en 'Ecological Indicators', bajo el título de 'Trace metals in Caprella (Crustacea: Amphipoda). A new tool for monitoring pollution in coastal areas?', destacan que los valores de metales pesados analizados en la mayoría de estos seres son mayores que en el resto de los grupos utilizados. "Los caprélidos mostraron mejores cifras para cromo, mercurio y zinc, mientras que los moluscos acumulaban más plomo", matizó.

"Uno de los aspectos aplicados más interesantes que justifica el interés de los caprélidos es su uso como bioindicadores de la calidad ambiental de las zonas costeras y hemos demostrado que estudiando este tipo de crustáceos en una zona determinada podemos conocer, sin necesidad de costosos análisis, si está o no contaminada", apuntó el investigador.

Cal y arena

"Cuando en una zona encontramos especies como 'C. penantis', 'C. danilevskii' y 'C. liparotensis' podemos estar seguros de que se trata de una zona de aguas limpias, oxigenadas, con valores altos de hidrodinamismo y niveles bajos de materia orgánica y sólidos en suspensión", afirmó Guerra, quien apuntó a que estas especies son muy sensibles a la contaminación orgánica y a la falta de oxígeno y desaparecen en zonas perturbadas por la acción del hombre.

Sin embargo, señaló que otras especies como 'Phtisica marina', 'Pseudoprotella phasma' y 'Caprella acanthifera' son capaces de soportar valores elevados de materia orgánica y valores muy bajos de hidrodinamismo y pueden resistir incluso ambientes portuarios altamente contaminados por hidrocarburos y metales pesados.

En Andalucía hay alrededor de treinta especies de caprélidos y en todo el mundo se conocen más de 300 especies. En los últimos diez años, Guerra ha descubierto siete géneros y 52 especies de caprélidos nuevas para la ciencia. Sus contribuciones se reflejan en más de 100 publicaciones en revistas de difusión internacional. Recientemente ha recibido el premio Jóvenes Investigadores otorgado por la Real Maestranza de Caballería y la Real Academia Sevillana de Ciencias, como reconocimiento a su excelente trayectoria investigadora.

Según explicó, los crustáceos caprélidos tienen una morfología muy peculiar que recuerda por su aspecto a las mantis religiosas, tienen dos pares de antenas y el cuerpo está formado por siete segmentos. Además, presentan dos pares de pinzas a las que se denominan gnatópodos; el primer par suele ser más pequeño que el segundo y normalmente los segundos gnatópodos suelen estar más desarrollados en los ejemplares machos que en las hembras.

Mostrar comentarios

Códigos Descuento