El universo creativo del cineasta italiano Federico Fellini (Rímini, 1920-Roma, 1993) se podrá explorar en Barcelona a través de la exposición El circo de las ilusiones, que a partir de este miércoles exhibirá en el CaixaForum más de 400 piezas concebidas como la clave que desvela el origen de sus obsesiones y sus fuentes de inspiración.

Comisariada por Sam Stourdzé tras cuatro años de trabajo y barajar 25.000 fotografías y documentos de todo tipo, la muestra no sigue un orden cronológico ni filmográfico, sino que se centra en los temas que dan forma al universo felliniano: la cultura popular, el trabajo en los rodajes, las mujeres, y los recuerdos infantiles y sueños que aparecen constantemente en sus películas.

"El objetivo es entender de dónde sacó la inspiración para crear un mundo tan extravagante", asegura Stourdzé, que se ha mostrado satisfecho de que entre la gran cantidad de fotografías, dibujos, fragmentos de películas, carteles, periódicos y revistas, haya también material inédito.

Así, se verán por primera vez fotografías a color de películas rodadas en blanco y negro, como La Dolce Vita y 8 1/2. Buena parte de ellas son obra de Paul Ronald, que las hizo por su cuenta a pesar de que desde la producción de los rodajes le exigieron que las hiciera en blanco y negro por ser más baratas.

Después de pasar muchos años "debajo de su cama acumulando polvo" se muestran ahora para desvelar a todo color cómo fue el mítico "no beso" entre Anita Ekberg y Marcello Mastroianni en la Fontani di Trevi. Ese momento clave de la filmografía de Fellini tiene un espacio en la exposición. Cuando se cumplen 50 años de La Dolce Vita, la exposición desvela cómo el polémico striptease de la película se inpira en uno real que dos años antes protagonizó una actriz de serie B en el bar Rugantino del Trastevere romano.

Y es que, como ha recordado Stourdzé, "todos pensamos en Fellini como una burbuja imaginaria, pero se inspiraba en la realidad". Reales son también las "violentas fotografías" de los famosos actores de la época pillados in fraganti por las calles de Roma, el nacimiento de la prensa rosa y de los paparazzi.

El término, acuñado por Fellini en La Dolce Vita al bautizar a un fotógrafo como Paparazzo, sirve como ejemplo de la importancia que los medios de comunicación tuvieron en la filmografía del director, que empezó su carrera en el periodismo, dibujando viñetas cómicas y caricaturas en varios periódicos a lo largo de los años 30.

Uno de los asistentes del director, Gerald Morin, ha recordado que él "no coleccionaba nada", además de confesar que nunca grababa el sonido de la música en directo, que en la muestra se puede escuchar a través de numerosas pantallas que reproducen fragmentos de sus películas, con un protagonismo especial del rock&roll.

La influencia del circo, que da nombre a la muestra, se hace palpable en películas como Luces de variedades, su ópera prima, y la importancia de la cultura popular se ve no sólo en los desfiles (tanto de prostitutas como de obispos) que tanto influyeron a Fellini, sino también en detalles como la gran cantidad de fotografías que recibía de personas anónimas que deseaban convertirse en figurantes para poder compartir apenas un momento con el director.

El circo de las ilusiones ha contado con la colaboración de la Fondation Fellini Pour le Cinéma (Sion, Suiza), la Fondazione Federico Fellini (Rímini, Italia) y la Cineteca di Bologna, y tras su paso por Barcelona, donde estará hasta el 13 de junio, viajará al CaixaForum de Madrid.