Una semana después de su alumbramiento, el pueblo español pudo comprobar con sus propios ojos la redondez y hermosura del bebé que puede terminar siendo su reina. En brazos de su madre y junto a su padre, la Infanta Leonor, primogénita de los Príncipes de Asturias, hacía su primera aparición en público unos minutos después del mediodía de ayer a las puertas de la Clínica Ruber, donde nació el pasado 31 de octubre. Frente a ella, muchos curiosos y alrededor de 350 periodistas.
Los Príncipes confesaron que lloraron cuando llegó al mundo Leonor, una niña «tranquila y muy bonita».  Don Felipe, después de reconocer que se le «cae la baba» con su hija, describió la situación que está viviendo como «un sueño».