La mitad de los residentes con tarjeta verde no tienen plaza para aparcar sus vehículos

Varios coches, con distintivo de residente y mal aparcados, en Berruguete.
Varios coches, con distintivo de residente y mal aparcados, en Berruguete.
Jorge París
Varios coches, con distintivo de residente y mal aparcados, en Berruguete.

Todas las noches las calles de la almendra central se sumergen en la ley de la jungla. Los conductores se tiran hasta media hora callejeando en busca de una plaza y sólo los más rápidos la encuentran. Al final, invaden las aceras, los pasos de cebra, los vados y los reservados de discapacitados.

Ni siquiera la tarjeta de residentes (que permite aparcar en la zona verde del SER por una cuota anual de 24,6 euros) les garantiza un hueco. De hecho, ahí reside parte del problema: el Ayuntamiento vendió distintivos verdes para 233.504 vehículos de residentes (según el Anuario Estadístico 2009), pese a que sólo hay 132.000 plazas disponibles. Esto deja sin estacionamiento al 43,5% de los residentes con tarjeta. "Es un 'overbooking' en toda regla", protesta el presidente de los consumidores de CECU, Antonio López.

Las mayores dificultades para aparcar están en la zona 4 del SER, que engloba barrios de Fuencarral (Pilar, La Paz y el casco histórico) y Tetuán (Valdeacederas, Almenara, Berruguete y Bellas Vistas). El 53% de sus residentes no tienen plaza: hay 46.395 tarjetas para 21.773 sitios.

"Por la noche llega el caos, los coches dejan de rotar y se copan todas las plazas", explica Jesús Otero, líder vecinal antiparquímetros de Fuencarral. En Chamartín y el casco de Hortaleza (zona 5) lo tienen más fácil: allí sólo se quedan sin hueco el 34% de coches.

"Fraude recaudatorio"

Los conductores se sienten engañados por el Ayuntamiento. "Cobran por un servicio que no pueden prestar. Es un fraude", critica el presidente de Automovilistas Europeos, Mario Arnaldo. La oposición va más allá: "Podríamos hablar de estafa. Venden el doble de tarjetas para recaudar, ningún gestor con dos dedos de frente lo permitiría", añade el edil de Movilidad del PSOE, Manuel García-Hierro.

El Ayuntamiento es consciente del 'overbooking', pero no se plantean solucionarlo: "Limitar el número de tarjetas sería negarle el derecho a aparcar a algunos residentes, y no podemos crear más plazas verdes, el espacio de la ciudad es limitado",  según fuentes del área de Movilidad.

La tarjeta autoriza, no garantiza

Para obtener la tarjeta verde, los residentes deben pagar la tasa por estacionamiento de vehículos, de 24,60 euros al año o 2,05 al mes. Este pago no garantiza una plaza de aparcamiento, sino que simplemente "autoriza el estacionamiento en las plazas verdes de su barrio", según la ordenanza fiscal que regula las tarifas del SER. El Ayuntamiento se acoge a este detalle para vender más tarjetas de la cuenta. Los consumidores de CECU animan a los vecinos afectados a "que reclamen con cartas al concejal de Movilidad para que note el descontento". El PSOE lo considera "ilegal", pero no denuncia "por no judicializar la vida política".

Pagan la zona verde en berruguete pero no pueden aparcar

Ismael Ramírez, 46 años. Aparca sobre la acera.
Ismael llega de trabajar a las 21.45 h y ya no encuentra plazas libres, así que aparca en una calle peatonal."Me tiro de 10 a 30 minutos dando vueltas; lo peor llega después de las diez de la noche, cuando todos están ya en su casa y nadie mueve el coche", se queja mientras enseña su tarjeta verde. "Y luego, claro, además de pagar la tarjeta me multan con 90 euros".
Tamara Luna, 25 años Harta de buscar aparcamiento.
"Si lo sé no me compro coche". Tamara llega a esa conclusión al ver las dificultades que tiene para aparcar en su barrio: "Entre los vados y los discapacitados aquí es imposible aparcar, a no ser que vengas por la tarde. Hay muchos coches y todos con tarjeta, pero tienen que aparcar mal. La solución es alquilar un garaje, pero a ver quién paga 100 euros al mes".
Manuel López, 32 años Vecino cansado de que le invadan el vado.
En la calle de Manuel está prohibido aparcar, pero "por las noches se llena de coches que tapan los vados y la puerta del edificio", se queja. "Es verdad que no hay aparcamiento, pero la gente es muy cómoda y por no andar un poco dejan el coche en cualquier sitio, aunque molesten a otros vecinos. Gallardón debía inventar fórmulas para que haya más plazas".
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