Sólo en Zaragoza, las tiendas especializadas y los grandes establecimientos venden más de 8.000 videojuegos al mes, a un precio que oscila entre los 20 y los 60 euros. Frente a este volumen de ventas (que en algunos casos duplica al de hace cinco años), los juguetes tradicionales se limitan a los más pequeños.

De hecho, las secciones de juguetería de grandes superficies como El Corte Inglés no han tenido más remedio que adaptarse a los nuevos tiempos. Hace cinco años, el 60% de sus ventas se centraban en los juguetes tradicionales. En la actualidad, la tendencia se ha invertido y los videojuegos copan ya entre el 60% y el 70% del total.

Las grandes perjudicadas por este boom han sido las jugueterías pequeñas. Mientras que las ventas de los videojuegos crecieron el año pasado un 10,8% (datos de la Asociación Española de Distribuidores y Editores de Software de Entretenimiento), las del juguete tradicional se han reducido entre los niños de más de 10 años, según confirmaron diversos jugueteros consultados.

En el contexto europeo, España ocupa ya el cuarto lugar en consumo de software de entretenimiento, por detrás de Reino Unido, Alemania y Francia. De hecho, la edad del aficionado se estira ya más allá de los 40 años.

Los favoritos son los videojuegos de acción (31%), los de aventura (19%), carreras (16%) y deportes (15%).

Aún así, se venden muchos

A pesar del auge que tienen los videojuegos, el incremento de la natalidad y la llegada de familias inmigrantes mantienen las cifras de ventas de juguetes muy altas. El año pasado, crecieron un 33% en toda España, según los datos que maneja la Asociación Española de Fabricantes de Juguetes. Los más apreciados por los compradores son los muñecos, seguidos de los peluches, los juegos de mesa, los vehículos (bicicletas, monopatines, etc.) y los juegos artísticos. Muchos de ellos, sin embargo, no van dirigidos específicamente a los niños y tienen mucho tirón entre los jóvenes e incluso los adultos.

Sobre el uso de esta nueva modalidad de entretenimiento

Cristina Equiza

Psicóloga. Ejerce desde hace 15 años. «Los videojuegos no son malos. Lo malo, como en todo, es el mal uso o el abuso que se hace de ellos. De hecho, si se utilizan de un modo adecuado y medido, pueden ser hasta positivos para los niños, ya que los videojuegos mejoran la coordinación, la percepción o la memoria. Jugar de tres a cuatro horas por semana no es perjudicial», explica.

Eduardo López

Estudiante de ingeniería y aficionado a los videojuegos. «Yo suelo jugar unas 4 ó 5 horas a la semana, normalmente cuando voy en el autobús o alguna noche. Sin embargo, no me quita horas para hacer otras actividades y a veces quedamos varios amigos para hacer competiciones con una videoconsola. Yo suelo comprarme un juego cada dos meses y los que más me gustan son los de deportes», indica.