La artista cántabra presentó la muestra en rueda de prensa, acompañada por el concejal de Cultura, César Torrellas; el director general de Cultura, Justo Barreda; y el director del Museo de Bellas Artes, Salvador Carretero.

Rasillo explicó que, en su concepción de la exposición, ha tenido en cuenta el Espacio MeBas, reducido pero "muy interesante", donde se da una oportunidad a los artistas "emergentes", y su relación con la parte superior del Museo, dedicada a autores "consagrados", para reflexionar sobre lo humano y lo divino dentro de una concepción del pecado no en sentido religioso, sino como concepto "más social de lo que está bien y lo que está mal y quién lo juzga", que está presente en gran parte de su obra.

La exposición aglutina fotografía, vídeo y elementos simbólicos que constituyen una única instalación con la que la artista recrea "un pequeño infierno en el que todos podemos juzgar, pero en el que al final todos somos juzgados". "En el fondo, siempre estaremos pecando", señaló.

Rasillo indicó que ser la protagonista de sus fotografías tiene que ver con su discurso como artista. "Cada obra de un artista es su autorretrato, forma parte de sus obsesiones; cada pieza es el propio artista", comentó.

Por su parte, Carretero consideró que la muestra es un "trabajazo muy interesante" y una "provocación" cuyo título lo dice "casi todo". "Une el suelo con el techo, dos tipos de luz, la vida y la muerte, el pecado y el no pecado", apuntó.

En este sentido se pronunció también Barreda, que definió la exposición como "una provocación sugerente", y destacó la importancia de que los artistas emergentes "se sientan acogidos" en el Espacio MeBas, que surgió hace un año fruto de la colaboración entre la Consejería de Cultura y el Ayuntamiento de Santander.

Mientras, Torrellas se congratuló por ofrecer una muestra de una artista "asidua del Museo", y manifestó que la "confianza" que desde MeBas se ha demostrado hacia ella ha tenido "una magnífica respuesta".