Santiago Arqué es un "músico frustrado". Así lo cuenta este empresario zaragozano al otro lado del teléfono para recalcar que la lucha que ha comenzado por la dignidad de una industria maltratada por las administraciones tiene un fondo. Aunque también tiene una forma: la de su propio estómago, que empieza a resentirse por la huelga de hambre que comenzó el pasado 22 de enero. Su objetivo es el de atraer la atención de medios y políticos y ponerle un altavoz a su protesta. Sólo eso; "no soy un terrorista", dice.

Regenta desde 2005 junto a su mujer -al 50%- cuatro salas de ensayo para bandas en la capital aragonesa, Mosica Diya y Nuei (MDN). Los únicos locales, asegura, que se dedican oficialmente a tal actividad en la ciudad, o por lo menos eso le dijeron hace cuatro años cuando se dispuso a registrarlos. "Aquí tenemos las normativas de seguridad y contra incendios más exigentes del país, las tasas que hay que pagar son elevadas", explica; por eso sus competidores más directos, "unos ocho", funcionan, insiste, al margen de la legalidad.

Cifras de negocio desoladoras

Según Arqué, éstos son "particulares" o facilitan sin más el alquiler de locales a unos precios mucho más bajos que los suyos. Y esto está hundiendo su negocio. Lleva varios meses buscando trabajo por cuenta ajena y ha hipotecado su casa, porque entre otras cosas no puede optar a ninguna subvención pública. ¿Por qué? "Ni existen ni se aplican", resalta. Las cifras son desoladoras: su negocio no llega a las 100 reservas mensuales, cuando en época de vacas gordas lograba 270. Sus salas se alquilan por horas, y cuestan entre 15 y 18 euros.

Cree que "a los políticos les viene muy bien no mover un dedo" en estos temas y se pregunta dónde están, y si realmente se verán, los casi 83 millones de euros de inversión cultural que el Gobierno de su comunidad ha anunciado para los presupuestos de 2010. Las futuras subvenciones, según se teme Arqué, irán a parar, como en otras ocasiones, a productoras ya consolidadas y, en menor medida, a la financiación de la grabación de discos. Zaragoza, además, es en opinión de Arqué la gran perjudicada en este asunto.

Y pone los ejemplos de Huesca o La Almunia de Doña Godina, que han abierto lugares públicos para fomentar que "funcione la estructura" musical, una estructura que tiene unos fuertes cimientos en forma de talento: "Los artistas de aquí son buenísimos", dice Arqué citando a Amaral, Radio Futura o Bunbury. Pero falta un empujón decisivo a las nuevas generaciones. Muchos de estos consolidados le dan la razón, como hizo Fito Cabrales en el concierto que ofreció a finales de enero en el Pabellón Príncipe Felipe.  

"Sigo a la expectativa un día más..."

Fito le dio su apoyo, como también lo hacen las más de 1.200 personas que se han adherido a su grupo en la red social Facebook, en cuyo muro el empresario va comentando los avances en su campaña. "Sigo a la expectativa un día más...", escribía este martes por la mañana. Por el momento, ha conseguido que el Ayuntamiento, además de ir a visitar sus locales, esté "por la labor" de estudiar su caso y le proponga medidas a adoptar -que no quiere desvelar aún- que, si se cumplen, "satisfarían" sus reivindicaciones.

En lo que respecta al Gobierno de Aragón, y a fuerza de insistir por teléfono y por correo electrónico, ha logrado que José María Giral, el director general de Relaciones Institucionales, le haya prometido "personalmente" ponerle en contacto directo con la Consejería de Cultura. Arqué es consciente de que si enferma deberá dejar su huelga, aunque aún está "al 170%" de sus posibilidades y de momento se propone resistir. Y recuerda, por si a alguien se le había olvidado, que el año que viene hay elecciones autonómicas y municipales…

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