Se odiaban desde hace tiempo, estaban abiertamente enfrentados,  todo el mundo en el barrio alcireño de l'Alquerieta lo sabía. Cuando los miembros de los dos clanes gitanos se cruzaban por la calle los vecinos contenían la respiración esperando lo peor. Hasta que sucedió.

El 30 de marzo de 2006, el clan de los 'Mantequilla' decidió poner punto y final a la larga disputa que mantenía con los 'Kung-Fu' de manera brutal: a tiros y navajazos. ¿El detonante? Un desencuentro entre ambos grupos por la custodia de una menor, miembro de los 'Mantequilla', y a la que, al parecer, un joven de los 'Kung-Fu' cortejaba.

Poco antes de las seis de la tarde, varios vehículos aparcaban frente a la casa de los Kung-Fu, en Alzira (Valencia). Despacio, sin inmutarse, una docena de personas bajaron del vehículo y comenzaron a cargar sus escopetas. Casi sin hablarse, irrumpieron en la vivienda para iniciar su particular orgía de sangre. En total, cuatro miembros de los 'Kung-Fu' muertos (el padre de familia, dos de sus hijos, y su hermano) y varios heridos graves, entre ellos la mujer del patriarca, que recibió un balazo en la cara.

Dentro de la casa, cuentan los investigadores policiales, el espectáculo era propio de una película de Tarantino: la sangre resbalaba por las paredes, los cadáveres mostraban deformaciones horrorosas por los tiros realizados a bocajarro, las pisadas ensangrentadas enmarcaban objetos caídos y navajas abandonadas... Todos los fallecidos tenían entre 30 y 45 años de edad.

Después de aquella matanza, el capítulo no se cerró, si no que escribió un punto y seguido.  En enero de 2008, dos de los integrantes de los 'Kung-Fu' intentaron matar a tiros a cuatro mujeres de los 'Mantequilla' en un centro comercial de Valencia.

Este lunes, entre fuertes medidas de seguridad, y una tensión más que palpable entre la treintena de familiares de ambos clanes, la Audiencia provincial de Valencia ha dictado 14 años de prisión para los cuatro ejecutores.  Otros dos acusados han aceptado seis años de prisión por su calidad de cómplices y otro más cumplirá cuatro años y medio. Los ocho restantes permanecerán dos años en prisión por ser encubridores.  En total hay 16 imputados (aunque uno no ha podido comparecer porque está encarcelado en la Guayana francesa).

¿Concluye aquí la interminable historia de venganzas y odios de estos clanes de nombres poco épicos? El tiempo lo dirá.