Un total de 27 trabajadores son juzgados a partir de este viernes en la Audiencia de Barcelona por haber invadido las pistas del aeropuerto del Prat en 2006. Los secretarios generales de UGT de Catalunya, Josep Maria Alvarez, y de CCOO, Joan Carles Gallego, han expresado su confianza en la absolución.

Alvarez ha indicado que tiene "la absoluta seguridad de que serán absueltos" de los cargos de los que se imputa a los trabajadores, la mayoría de los cuales son afiliados a UGT y a CCOO. Gallego ha mostrado su confianza de que el juicio sirva para evidenciar que los trabajadores imputados "no tienen ningún tipo de culpabilidad" y que lo que ocurrió en julio de 2006 con la invasión de las pistas del aeropuerto fue una cuestión "estrictamente laboral".

Gallego y Álvarez han hecho estas declaraciones durante su participación en una concentración de más de 200 delegados y trabajadores de los dos sindicatos convocada ante la Audiencia de Barcelona en apoyo a los imputados en este caso, para los que el fiscal solicita penas de prisión de cuatro años.

Los concentrados portaban pancartas en las que se podía leer "Defender tu puesto de trabajo no es un delito" y "Somos trabajadores y trabajadoras. No somos delincuentes", en referencia a los hechos que acabaron con la invasión de las pistas del aeropuerto barcelonés.

En su escrito de acusación, el fiscal imputa a los empleados un delito contra el tráfico aéreo, desobediencia grave y resistencia a la autoridad (alternativamente desórdenes públicos) y pide que se condene a 25 e ellos a penas de tres años de cárcel y de cuatro a los dos presuntos cabecillas, sindicalistas de UGT, que alentaron supuestamente las movilizaciones.

En este sentido, el abogado de 24 de los acusados, Pau Núñez Aixalà, ha anunciado que alegará en su estrategia defensora que los artículos 20 y 21 de la Ley de Navegación Aérea, del año 1964, que se les imputa son de "carácter fascista" ya que lo que hacen es castigar la huelga, un "derecho fundamental en democracia".

La huelga salvaje de los trabajadores en julio de 2006, en vísperas del inicio de las vacaciones, afectó a más de 100.000 pasajeros y unos 600 vuelos y sumió al aeropuerto barcelonés en el caos durante varios días.