Los ‘graffitis’ nos salen por 30.000 euros

¿Arte o destrozo? El Ayuntamiento lo tiene claro: destrozo.
Una de las pintadas que ‘decoran’ la ciudad. Este graffiti se encuentra en el edificio de Correos.
Una de las pintadas que ‘decoran’ la ciudad. Este graffiti se encuentra en el edificio de Correos.
Fran Manzanera
Una de las pintadas que ‘decoran’ la ciudad. Este graffiti se encuentra en el edificio de Correos.
Los graffitis se comen 30.000 euros al año en concepto de limpieza viaria.Con todo este dinero se podrían plantar 1.000 árboles o pintar todos los bancos del municipio.

Las zonas más afectadas  por las pintadas son los parques y, sobre todo, los transformadores de Iberdrola que hay en ellos. Las fachadas de edificios y las fuentes son otros de los espacios elegidos por los artistas callejeros para dejar su huella, según denuncia la Concejalía de Parques y Jardines.

El saneamiento de las zonas dañadas se hace una vez al año. Se echa agua a presión y después, arena. Cuando el graffiti no salta no hay más remedio que volver a pintar la pared.

Los graffiteros también tienen mucho que decir en este pulso continuo que echan contra el Ayuntamiento. «Nosotros no ensuciamos la ciudad. La decoramos. Una buena pieza puede ser considerada una obra de arte. En vez de perseguirnos tanto nos deberían ceder espacios donde poder pintar», se defiende Demo, un virtuoso con el spray.

Sin embargo, si la Policía Local le pilla con el bote de pintura en la mano le puede caer una multa que va desde 30 a 150 euros.

El Ayuntamiento sólo está obligado a eliminar la pintura en edificios públicos municipales. Todo lo demás, corre de nuestra cuenta.

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